En Defensa de la Fe


Solemnidad de Todos los Santos Ciclo B

Te comparto la reflexión correspondiente a la Solemnidad de Todos los Santos Ciclo B, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2015, corresponde al Domingo 1° de Noviembre.




¿Cuál será la suerte de los mártires, que dieron su vida por Dios? ¿Cuál será la suerte de los sabios que permanecieron fieles a Dios durante toda su vida?  ¿Qué tipo de “futuro” les espera a los amigos de Dios? Esta es la pregunta que suscita en la Biblia la reflexión sobre los difuntos y sobre la santidad. Recordemos que el centro de la fe cristiana es la Resurrección: Dios es un Dios de vivos y no de muertos.

 

Llama la atención el contenido del salmo responsorial escogido para esta liturgia. Este salmo insiste en varias ideas claves:

 

1.     ¿Quién puede entrar en el templo?  Esta pregunta formulada desde un contexto litúrgico tiene su versión cristiana, desde un punto de vista más existencial y trascendente: ¿quién puede alcanzar la Vida Eterna?

 

2.     Hay una relación entre cercanía a Dios y ética; entre comunión con Dios y estilos de vida: el de manos limpias y corazón puro, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino. El Nuevo Testamento sintetizará esta respuesta y la llevará a su máxima expresión diciendo: alcanzará la Vida Eterna aquel que se deja amar por Dios y ama a la manera de Jesús.



Apocalipsis 7, 2-4, 9-14

Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: "No dañéis a la tierra, ni al mar, ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios." Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!" Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén." Y uno de los ancianos me dijo: "Ésos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" Yo le respondí: "Señor mío, tú lo sabrás." Él me respondió: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."

 

 

Te comparto algunas reflexiones acerca de la lectura anterior.

 

El libro del Apocalipsis nos sitúa en un contexto de persecución. Este clima había hecho estragos en las comunidades cristianas. Muchos habían sido torturados. Otros huían. Otros llevaban una vida cristiana escondida. Otros habían abandonado la fe.

 

En este contexto, el autor se propone animar a estas comunidades que sufren. Por eso, aún en medio de un lenguaje que puede parecer enigmático para el creyente de hoy, el mensaje de este libro es de total esperanza. Hay una lucha contra el mal que hace estragos, pero el mal no prevalecerá sobre el bien y Dios triunfará dando lugar, a través de la obra de su Hijo Jesucristo, a un cielo nuevo y una tierra nueva, es decir, a una nueva creación. Pero para esto hay que mantenerse firme, pasar por la lucha, soportar la prueba, siempre con la convicción de que Jesús resucitado está acompañando este camino: Él es el Rey de Reyes y el Señor de Señores; Él es el Testigo Fiel; Él es el único digno de abrir el libro (de la Vida y de la Salvación); Él es el Cordero degollado (cruz y muerte) que permanece en pie (victoria – resurrección). Cristo trasformó el camino de muerte en camino de vida. Por todo esto los cristianos pueden confiar plenamente en Él.  

 

Obviamente, en el lenguaje codificado en que el libro fue escrito, la gran Babilonia de la que se habla es el imperio romano perseguidor.

 

Varios aspectos de esta lectura pueden servirnos para nuestra meditación:

 

  • 1.La convicción de que los servidores de Dios serán preservados.

 

  • 2.El sello es un dato importante. Usamos el sello para dar identidad e importancia a un documento, para indicar la pertenencia del documento a su Autor. Dios nos ha marcado con su sello: somos de Él, somos del Amor. ¿No es el bautismo un sello?

 

  • 3.El número de los marcados es 144.000. No es un número matemático, sino teológico. Es múltiplo de 12. Y en la Biblia el número 12 significa totalidad. La salvación de Dios es para todos, es una oferta universal y plena. Corresponde a cada uno acogerla o rechazarla.

 

  • 4.Notemos que el número abarca las 12 tribus, pero que las desborda, pues se habla de una multitud incontable (de toda nación, raza, lengua y pueblo).

 

  • 5.Lo fundamental es dejarse conducir por el Cordero para llegar, en el momento pleno, a estar delante de Él con túnicas blancas (la pureza, que debe ser entendida como integridad) y con palmas (símbolo del triunfo sobre el mal).

 

  • 6.El reconocimiento del amor, de la bondad y del poder de Dios sobre el mal debe brotar del corazón humilde de los salvados. Nótese que la multitud de los salvados no gritan que fueron ellos los que por sus propias fuerzas se salvaron, sino que es Dios y su Cristo (el Cordero) quienes salvan.


  • 7.Recordemos que la alusión al Cordero está conectada con el Cordero Pascual del Antiguo Testamento. Es el sacrificio. Jesús es el Nuevo y Definitivo Cordero que por el sacrificio de su vida, por su donación amorosa realizó la salvación.

 

  • 8.Para el lector del Apocalipsis el libro es una invitación a reflexionar no sólo sobre el imperio romano del pasado, sino sobre el mal que invade la historia y fractura la convivencia y la felicidad humanas. De hecho la crueldad de los imperios no es sino una forma histórica del mal que es algo mucho más profundo.

 

  • 9.Nótese la paradoja: los salvados han lavado sus túnicas en la sangre (vida) del cordero. Esperaríamos que las túnicas quedaran entonces de color rojo, pero quedan blancas. Es un simbolismo teológico que nos invita a sumergirnos no en el color rojo, sino en la existencia de Cristo. Ser cristiano es dejar que Cristo viva en nosotros y esforzarnos por ser continuadores de la existencia de Jesús.

 



1ª Carta de Juan 3, 1-3

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en Él, se purifica a sí mismo, como Él es puro.

 

 

Te comparto algunas reflexiones acerca de la lectura anterior.

 

Tenemos en el Nuevo Testamento tres cartas atribuidas a Juan. Ellas están unidas por una temática común. Estas cartas están dirigidas a algunas iglesias de Asia Menor del siglo I d.C. Son comunidades de la 3ª generación de cristianos. Estamos al final del s. I d. C.

 

Parece que estas comunidades se vieron afectadas por el desarrollo del movimiento gnóstico, que afirmaba que únicamente a través del conocimiento (=gnosis) tan solo unos pocos podrían tener acceso a Dios y llegar a conocerlo. El conocimiento de Dios pasaba a ser una aventura basada menos en la fe y más en la capacidad humana de ciertos “iniciados”.

 

El autor (que aparece identificado como el presbítero, es decir, el anciano) se muestra pastoralmente preocupado por algunas comunidades cristianas (a las que dirige las cartas).

 

Se destaca en la carta un estilo profundamente exhortativo. Hay que exhortar y exhortarnos a vivir en Jesucristo. Esta sigue siendo una necesidad en la Iglesia, siempre expuesta a perder su sabor, su rumbo, su espíritu, su misión.

 

El influjo de la gnosis (del movimiento y doctrinas gnósticas) ha llevado a algunas de estas comunidades al error, al engaño: afirman que Jesús no es el Cristo y niegan la Encarnación del Hijo de Dios. Por tanto, tampoco pudo haber redimido con su existencia (con su sangre) a la humanidad.  Unas fracciones de la comunidad han seguido este camino y han distorsionado la fe.

 

En la carta este grupo herético recibe algunos calificativos: anticristo y falsos profetas o pseudo-profetas.

 

En este contexto el autor  afronta la situación insistiendo en:


  • 1) un proceso de concientización (darse cuenta del error y de la necesidad de una vida cristiana íntegra y exigente);

 

  • 2) un ejercicio de discernimiento permanente para no dejarse llevar por falsas doctrinas y para distinguir lo que caracteriza a un verdadero de un falso cristiano;

 

  • 3) seguir algunos criterios claves: estar en comunión con Dios; aceptar por la fe a Jesucristo, reconocer la venida de Cristo al mundo asumiendo la condición humana, aprender a amar con el amor de Dios, no disociar al Jesús histórico del Cristo de la fe (es una realidad inseparable): el Jesús que resucitó es el mismo que pasó históricamente por este mundo, haciendo el bien y que resucitó por el poder de Dios.

 

En lo que tiene que ver con la solemnidad que celebramos, el pasaje propuesto (sacado de la 1ª carta de Juan) quiere alentar en los creyentes la esperanza, ya que responde a nuestra pregunta por el destino definitivo de los muertos. El autor afirma que si Dios, en su inmenso amor, nos hace hijos suyos, entonces no nos va a abandonar, y, por eso, en Jesucristo tenemos la garantía de la vida plena que nos espera.  




Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y Él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."

 

 

Te comparto algunas reflexiones acerca de la lectura anterior.

 

Se trata del pasaje de las Bienaventuranzas. Todos lo conocemos como el Sermón del Monte. Ya, de entrada, este dato es interesante: Jesús sube al monte y – desde allí – pronuncia las bienaventuranzas y una enseñanza que es como una nueva instrucción (una nueva LEY). El relato nos recuerda a Moisés que sube al monte y baja con las tablas de la ley para el pueblo (Ex 19-20). Mateo quiere decirnos que Jesucristo es el Nuevo Moisés, el libertador que señala el nuevo camino. No sólo es como Moisés, es más que Él. Su amor, su lógica, su enseñanza y lo que se revela en Él no tiene medida.

 

Estas bienaventuranzas, que encabezan un discurso que Jesús pronuncia y se extiende hasta el final del capítulo 7 (sugiero la lectura de los 3 capítulos para tener una visión de conjunto), constituyen el nuevo programa del Reino de Dios.  Notemos que – en el evangelio de Mateo – el discurso de las Bienaventuranzas está dirigido de manera directa a los discípulos… Es para todo aquel que ha decidido, honesta y seriamente, seguir a Jesús y hacer de Él el centro de su vida. Recordemos que todo el evangelio es una gran catequesis dirigida a una comunidad cristiana que se ha ido separando del judaísmo y que, ya establecida, necesita profundizar en su identidad y en su misión. ¿No necesitan, hoy, nuestras comunidades profundizar en estos mismos puntos?

 

Varios puntos pueden ayudarnos a meditar:  

 

  • 1. ¿Qué es ser “pobre de corazón”?

 

  • 2. ¿Qué relación hay entre esta pobreza de corazón y la interpelación de la pobreza material que afecta a muchos?

 

  • 3. ¿Por qué son bienaventurados los afligidos y los desposeídos? No por estar afligidos ni desposeídos, sino porque Dios se ocupará de ellos consolándolos. ¿Nos ocupamos en esta tarea de consolación? ¿Cómo?

 

  • 4. ¿Hay en mí hambre y sed de justicia? ¿Cómo se vive la justicia en la sociedad a la que pertenezco? ¿Cómo se la entiende?

 

  • 5. Son felices los misericordiosos. Misericordia es una palabra que se compone de dos palabras latinas: miser (= el miserable, el sufriente, el necesitado) y cor (=el corazón). Ser misericordioso es tener un corazón grande, sensible y generoso para con el miserable. ¿Qué puedo decir de mi propio corazón? ¿Veo este corazón misericordioso en la sociedad? ¿Percibo este corazón en la Iglesia, que – entre otras cosas – dice estar animada por el Sagrado Corazón de Jesús?

 

  • 6. ¿Cómo entiendo aquello de ser “limpio de corazón”?

 

  • 7. Jesús nos envía a ser constructores de paz.  ¿Trabajamos en ello? ¿De qué paz hablamos?

 

Notemos que las primeras 4 bienaventuranzas podrían dar la impresión de una fácil espiritualización de la dura realidad humana, proyectando la esperanza a un hipotético futuro de bienestar. Pero no es así. Si miramos las 4 bienaventuranzas siguientes percibimos que se nos viene encima el compromiso histórico, el esfuerzo por transformar la realidad y hacer presente a Dios en la cotidianidad: ser misericordioso, transformar la manera de sentir y llevar una vida honrada e íntegra, trabajar por la paz, asumir la lógica de Dios (el Reino), aún a costa de la propia seguridad (ser perseguido)… Todo esto es muy concreto. Ahí está la tarea… Faltan trabajadores.

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…



Salmo 23

R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / Él la fundó sobre los mares, / Él la afianzó sobre los ríos. R.

 

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

 

Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.




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