En Defensa de la Fe


Octavo Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo A)

La siguiente es la reflexión correspondiente al Octavo Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo A) acerca las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.

 



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Nota acerca de la fecha: En el 2014, corresponde al Domingo 2 de Marzo.

 



Isaías 49,14-15

Yo no te olvidaré

Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura y no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

 

 

Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:

 

Con el profeta Isaías nos situamos en la época de la deportación en Babilonia: una gran parte del pueblo de Israel entra en crisis y parece perder su confianza en Dios: un pueblo desesperanzado. ¿Hemos pensado suficientemente las consecuencias que la pérdida de esperanza puede ocasionar en la vida humana? Ser portadores de esperanza es una tarea ineludible. Pero debemos tener cuidado con alimentar falsas esperanzas. Esto puede ser tan trágico como matar la esperanza.

 

El antiguo pueblo de Israel se siente abandonado y olvidado por Dios, siente que las promesas de liberación nunca se cumplirán y abandona su fe, dejándose llevar por los estilos de vida que encuentra en la Babilonia imperial de la época. ¿No estaremos adoptando estilos de vida en contradicción con nuestra fe, pero manteniendo el rótulo de “cristianos”?

 

Con este texto, el autor del libro de Isaías manifiesta la conciencia que tiene de la ternura de Dios. La ternura aparece como experiencia fundamental en la vida de todas las personas. De hecho, lo que el pueblo descubre es que lo que realmente lo ha transformado es la ternura de Dios. Hay que leer los evangelios con atención para percibir la ternura de Jesús hacia la gente que encuentra, especialmente los excluidos, los que sufren. ¿Qué lugar ocupa la ternura en nuestra vida? ¿En nuestras relaciones humanas?

 

Por otro lado, el texto de Isaías nos recuerda que la memoria es fundamental en la vida. Es dramático perder la memoria. Cuando se trata de la experiencia de fe es importante no olvidar lo que Dios ha hecho por nosotros; no olvidar su presencia y su fidelidad. De hecho, la Biblia toda no es otra cosa sino la memoria religiosa del antiguo pueblo de Israel (el Antiguo Testamento) y de las primeras comunidades cristianas (El Nuevo Testamento). Una convicción atraviesa la Biblia: Dios jamás se olvida de nosotros ni de sus promesas.

 

Junto a la memoria está la compasión: la capacidad de sentir con el otro, de conmoverse ante su situación y de solidarizarse con él. Sin compasión verdadera (que no es simplemente lástima) es imposible que la persona entre en la lógica del cuidado. No hay cuidado sin compasión.

 

Este es uno de los pocos textos en que la Biblia compara a Dios con una madre. A nivel teológico, la afirmación de que Dios es tanto Padre como Madre no tiene ninguna dificultad. No debe causarnos temor la utilización de atribuciones femeninas a Dios. Debemos partir de esta claridad para valorar la riqueza de lo humano (masculino y femenino) y para buscar y fortalecer los espacios de encuentro y reconocimiento mutuos que impidan el desarrollo de lógicas de desigualdad y dominación.

 

 


1 Corintios 4,1-5

El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón

Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

 

Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:

 

San Pablo, a través de su carta, responde a las críticas de quienes, después de tomar partido por un anunciador del evangelio en particular y por una manera concreta de proclamarlo, juzgan el modo de actuar del mismo Pablo. Recordemos que la comunidad se ha dividido siguiendo a personas pero olvidándose de Jesucristo. San Pablo recuerda la centralidad de Jesús y deja en claro el papel del evangelizador.



Para San Pablo lo fundamental es centrarse en la persona de Jesucristo y estar atentos al proyecto de salvación que Dios realiza permanentemente por él, con él y en él. Para ello, deja en claro un criterio clave (válido para todo cristiano y, en especial, para todo el que ha recibido (o asumido) el encargo expreso de evangelizar): el evangelizador no es dueño ni del pueblo de Dios ni de los dones que le han sido dados para servirlo ni de la salvación que Dios da. El evangelizador es simple y llanamente un administrador y lo que se espera de un administrador es que sea responsable y fiel. ¿Cómo son los administradores (religiosos y otros) que conocemos?

 

 


Mateo 6,24-34

Nadie puede estar al servicio de dos amos

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos."

 



Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:

 

Este pasaje sobre los lirios del campo y los pájaros es, en el fondo, un llamado a la confianza plena en Dios. Dios merece esta fe, porque es Padre/Madre de amor… y el amor ha sido, es y será fiel.



El texto es, igualmente, un llamado a la definición de la postura del creyente, a la claridad, a la opción comprometida, pues Nadie puede estar al servicio de dos amos.

 

Según la fe cristiana, Dios es infinitamente generoso: su generosidad no depende de la bondad o maldad de las personas. Hace llover sobre buenos y malos. Pero debemos cuidarnos de no tomar esta generosidad divina como excusa para vivir de cualquier manera. De hecho la vida toda de Jesús no es otra cosa que la realización, expresión y revelación – en la historia humana – de esta generosidad. ¿Cómo está nuestra generosidad? ¿En qué se expresa dicha generosidad en concreto?

 

La exhortación que Jesús hace a la multitud, en el evangelio de hoy, se dirige particularmente a la gente pobre que lo sigue, que se pone en riesgo, que está – con razón - preocupada por el presente y el futuro, por su subsistencia. Jesús los invita no a abandonar sus responsabilidades (esta sería una mala interpretación del texto), sino a ponerse en las manos de Dios, a confiar en Aquel que ama sin medida. Esta confianza plena en Dios le permite al creyente centrarse en lo verdaderamente importante: el Reino de Dios. Pero la preocupación por el Reino no consiste en desentenderse de las cosas concretas que constituyen la vida en la tierra, sino en darle a ellas su justo valor y realizarlas (trabajarlas) desde los valores del Evangelio: la honestidad, la justicia, la verdad, la solidaridad, el respeto. Esto genera en nosotros un profundo sentido de fe en Dios pero – al mismo tiempo – de responsabilidad histórica: es este “sentido de responsabilidad y nuestro coraje el que nos permite superar la angustia existencial y la inseguridad que siempre rodea y acecha nuestra vida, como vida de seres naturales, limitados, contingentes y sometidos a toda clase de amenazas. No obstante, bien sabemos que una cosa es decir que debemos asumir nuestra vida con total responsabilidad, y otra muy distinta es ser coherentes con esta soledad existencial en los momentos duros de nuestra vida. Ahí probaremos la coherencia de nuestra inteligencia con nuestro coraje de creer de un modo adulto”.

 

 

Te comparto algunas preguntas para la reflexión personal y grupal:

 

01. ¿Cómo entiendo y vivo eso que la teología cristiana ha llamado la Providencia de Dios? Habría que distinguirla, en todo caso, de una acción mágica de Dios.

 

02. ¿Cómo comprendo y vivo la presencia y la acción de Dios en mi vida y en la historia humana?

 

03. ¿Qué puedo decir de mi confianza en Dios?

 

04. ¿La confianza en Dios me excusa de hacer mi propio esfuerzo? Justifique su respuesta.

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el...

 

Salmo 61

Descansa sólo en Dios, alma mía.



Sólo en Dios descansa mi alma, / porque de él viene mi salvación; / sólo él es mi roca y mi salvación; / mi alcázar: no vacilaré. R.

Descansa sólo en Dios, alma mía, / porque él es mi esperanza; / sólo él es mi roca y mi salvación, / mi alcázar: no vacilaré. R.

De Dios viene mi salvación y mi gloria, / él es mi roca firme, / Dios es mi refugio. / Pueblo suyo, confiad en él, / desahogad ante él vuestro corazón. R.

 

 



Por último, te invito a que hagamos juntos la siguiente oración:

 
Oh Dios, cuyo amor supera el amor tierno y fiel de la madre más amorosa que pueda existir. Ayúdanos a experimentar tu presencia cariñosa y misteriosa en nuestra vida, para que experimentando tu ternura seamos capaces de comunicarla también a los demás.
Amén.

 


¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?

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