En Defensa de la Fe


Domingo 15 del Tiempo Ordinario Ciclo C

Te comparto la reflexión correspondiente al Domingo 15 del  Tiempo Ordinario Ciclo C, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2016, corresponde al Domingo 10 de Julio.




¿Qué debemos hacer para alcanzar la vida eterna? La respuesta dada por Jesús es contundente: ama como Dios ama. Ese es el camino. No hay que darle más vueltas… lo que hay que hacer es aprender a amar y amar efectivamente.  El amor es, pues, el camino para realizarnos, para llegar a nuestra plenitud.



Domingo 15 del Tiempo Ordinario Ciclo C. El Buen Samaritano es Amor en Acción. Fotografía tomada durante una misión en Colombia con niños que padecen cáncerEl Buen Samaritano - Amor en Acción. Fotografía tomada durante una misión en Colombia con niños que padecen cáncer



Veamos las lecturas:




Deuteronomio 30, 10-14

El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo

 

Moisés habló al pueblo, diciendo: "Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: "¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir: "¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?" El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo."

 

 

Algunas reflexiones

 

En la primera lectura el tema planteado es el amor a Dios. Es una invitación a dar a Dios el lugar central en nuestra vida y a amarlo de todo corazón.

 

Pero para amarlo es necesario conocerlo, escucharlo, dejar que su palabra toque nuestro corazón y nuestra conciencia. Como ayuda, para que el creyente pueda vivir mejor esta experiencia, se le proponen unos mandamientos. Tales mandamientos son una pedagogía para permanecer fiel a Dios, para permanecer en el camino de la Alianza con Dios.

 

El libro del Deuteronomio es el resultado de una reflexión teológica y espiritual, que busca recordar al antiguo pueblo de Israel la importancia de vivir seriamente la Alianza que Dios ha sellado con él y que él ha aceptado de corazón.

 

Desde el punto de vista formal, el mensaje es presentado como un conjunto de discursos de Moisés (el patriarca que lideró el proceso de liberación de la esclavitud en Egipto y la peregrinación hacia la Tierra Prometida). Precisamente, antes de entrar en la Tierra Prometida, Moisés pronuncia estos discursos, que – en realidad son hermosas catequesis, que orientan – desde la fe – al pueblo.

 

El mensaje es claro: si no se observan estas orientaciones, si no se vive de manera seria la alianza con Dios, el pueblo podrá perder el don de la tierra y se desviará de su verdadera vocación.

 

El libro parece haber sido redactado en la etapa final del exilio, cuando ya el pueblo de Israel había perdido la tierra y se preparaba para volver al país y reconstruir la nación. El mensaje es, en realidad, la lección que el pueblo debe haber sacado de la dura experiencia del exilio en Babilonia.

 

Algunos de los aspectos claves de esta lectura, que pueden ayudarnos a meditar son los siguientes:

 

  • 1.   Estás invitado a adherirte de corazón a Dios. La vida está hecha de adhesiones y de rechazos ¿A qué adherimos? ¿Qué rechazamos?

 

  • 2.   Los mandamientos son ayudas para que permanezcas unido a Dios y no te salgas del camino de la Alianza. ¿Cómo entiendes y vives los mandamientos?

 

  • 3.   Los dones de Dios hay que cuidarlos. Los podemos desperdiciar, los podemos perder. ¿Qué has desperdiciado?

 

  • 4.   El camino que Dios propone (expresado en los mandamientos) no es algo misterioso o escondido; no es algo que no se pueda conocer. Al contrario, es un camino que está al alcance de todos: en tus labios y en tu corazón.  Hay que aprender a escuchar y examinar nuestra conciencia y nuestro corazón. Es en ellos que Dios habla. ¿Qué tan transparente es nuestro corazón?

 

  • 5.   La relación con Dios no debe vivirse a “pedacitos”. Dios es un Dios de compromiso total que espera respuesta total de nuestra parte.  Una entrega de pedacitos, un compromiso a medias (con componendas) termina transformándose en superficialidad espiritual. ¿Qué espacios de nuestra vida no hemos puesto aún en las manos de Dios?

 

  • 6.     La escucha es uno de los ejercicios fundamentales de la vida espiritual: escuchar nuestro yo profundo, escuchar al prójimo, escuchar a Dios.  ¿Sabemos escuchar?





Colosenses 1, 15-20

Todo fue creado por Él y para Él

 

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles: Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por Él y para Él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

 

 

Algunas reflexiones

 

En la segunda lectura san Pablo nos ofrece la pista fundamental: focalizarnos en Jesucristo, contemplar su vida y obra, seguirlo a Él es el camino propuesto para alcanzar la vida eterna, para aprender a amar, para ser feliz. Este es el objetivo de proponer al creyente cristiano este “himno cristológico”. Si Cristo es el camino y el centro, entonces, escucharlo es fundamental.

 

La ciudad de Colosas (en Asia Menor), fue el lugar de desarrollo de una comunidad cristiana fundada por Epafras, discípulo de san Pablo. Pablo, con el ánimo de animar y orientar esta comunidad, le escribe una carta desde la prisión (en Roma), hacia el año 63 d.C. Epafras había visitado a Pablo y le había compartido algunas preocupaciones relacionadas con lo que sucedía en la comunidad cristiana de Colosas:

 

  • 1.   Algunos miembros de la comunidad, que no tenían las cosas muy claras, estaban mezclando la experiencia cristiana con algunos cultos extraños.

 

  • 2.   Enseñaban que la fe en Cristo debía ser completada por rígidas prácticas ascéticas, ritos judaicos y prescripciones sobre alimentos. Según ellos, todo esto comunicaba a los creyentes un conocimiento (gnosis) superior de los misterios de Dios y les garantizaba un más rápido acceso a la perfección.

 

Lo que san Pablo pretende es desmontar este andamio de confusión y dar claridad doctrinal, insistiendo en que la comunión con Cristo es suficiente para acceder a la salvación. Por eso, invita a todos (a través del himno cristológico) a centrarse exclusivamente en Jesucristo. Este himno celebra la supremacía de Cristo como Mediador de Salvación.

 

Algunos aspectos de esta lectura, que pueden ayudarnos a meditar:

 

  • 1.   Dios es la imagen (visible) de Dios (invisible). Quien quiera conocer a Dios (a quien no vemos) puede contemplar a Jesús (a quien la humanidad ya pudo ver). Jesús nos ha mostrado el verdadero rostro de Dios. Dios se ha hecho visible (cognoscible) a través de Jesús.

 

  • 2.   En Cristo habita la plenitud de la divinidad, es decir, la plenitud del amor.

 

  • 3.   Jesús es el heredero principal de Dios. Esto es lo que se quiere decir con la expresión: Cristo es el primogénito de toda criatura”. Recordemos que en aquella cultura el primogénito era el heredero favorecido con la mejor parte de la herencia. Al hermano mayor se le reconocía autoridad sobre sus hermanos. Jesús es nuestro hermano mayor.

 

  • 4.   Al afirmar que los tronos, dominaciones, principados y potestades están bajo la soberanía de Cristo, san Pablo busca desmontar las especulaciones de estos predicadores que han llegado a afirmar que los seres angélicos están al mismo nivel de Jesús.

 

  • 5.   Cristo es la Cabeza y la Iglesia es el Cuerpo. Normalmente el Cuerpo obedece a la Cabeza. Si la iglesia deja de obedecer a Jesús se aparta del proyecto del Reino de Dios y termina perdiendo su norte.

 

  • 6.   Al afirmar que Jesús es “el primogénito de entre los muertos”, san Pablo quiere decir que – aunque Cristo es el primero – la resurrección es una oferta y una promesa hecha a todos. Todos podemos resucitar si permanecemos en el amor de Cristo.





Lucas 10, 25-37

¿Quién es mi prójimo?

 

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?" Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?" Él contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo." Él le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida." Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, tuvo compasión, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?" Él contestó: "El que practicó la misericordia con él." Jesús le dijo: "Vete y haz tú lo mismo."

 

 

Algunas reflexiones

 

En el texto del evangelio se nos aclara algo muy importante: la vida plena, la verdadera religión, no está en la observancia minuciosa de ritos, sino en una relación amorosa con Dios, de la que se deriva una estrecha y solidaria relación con el prójimo. Esto es lo que se nos quiere enseñar a través del relato del “Buen Samaritano”.

 

Al finalizar el relato, Jesús dice a su interlocutor (interlocutor que hoy eres tú y soy yo): “Vete y haz tú lo mismo”.

 

El relato del evangelio se sitúa durante el recorrido que Jesús y sus discípulos están haciendo hacia la ciudad de Jerusalén. Recordemos que es un recorrido espiritual, ligado al cumplimiento de la misión: revelar el verdadero rostro y el verdadero proyecto de Dios. Ante las ideas de una posible perfección religiosa desligada del amor al prójimo y de una liturgia desarticulada de la vida, Jesús pone las cosas en orden:

 

  • 1.   La liturgia (por ejemplo, la misa, la oración) es importante, pero sólo si ella está ligada a la vida y prepara al creyente para amar afectiva y efectivamente.

 

  • 2.   Un creyente que celebra la liturgia (notemos que el levita y el sacerdote vienen de Jerusalén, ciudad del Templo, y se dirigen a Jericó) pero esquiva la posibilidad de compadecerse, de ayudar, de servir ha celebrado mal.

 

  • 3.   La compasión es la actitud fundamental ante el sufrimiento humano. Compadecerse es sentir con el otro, sentir al otro y solidarizarse con él.

 

  • 4.   No se trata de responder quién es el prójimo, sino de hacernos prójimos (próximos) de los otros.

 

  • 5.   Servir es una opción que nos exigirá desacomodarnos y desprendernos no sólo de lo que tenemos, sino de nosotros mismos.

 

  • 6.   Lo que revela lo que realmente somos no son los buenos discursos, sino las acciones. Hay que pasar de lo meramente doctrinal a la acción: el maestro de la ley respondió doctrinalmente bien (en eso era fuerte), pero se quedó corto a la hora de actuar (por eso Jesús lo interpela, luego de haberle contado la historia): Ahora vete y haz tú lo mismo. No se trata de hablar mucho, sino de hacer, de actuar amorosamente.    

 

Hoy, Jesús también nos dice: vayan y hagan lo mismo.

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…



 

Salmo 68

Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

 

Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R.

 

Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

 

Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R.

 

El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella. R.

 

  


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