En Defensa de la Fe


Domingo 14 del Tiempo Ordinario Ciclo B

Te comparto la reflexión correspondiente al Domingo 14 del  Tiempo Ordinario Ciclo B, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2015, corresponde al Domingo 5 de Julio.




Dios llama continuamente a los seres humanos para que sean obreros en su proyecto de salvación. El lenguaje teológico habla de ser testigos, instrumentos, servidores, misioneros. Independientemente del lenguaje que se use lo que queda claro es que Dios trabaja con el ser humano concreto en el que se evidencia, permanentemente, una tensión entre fortaleza y fragilidad; coherencia e incoherencia; valentía y miedo; ansia de infinito y limitación.  El amor de Dios y su fuerza se revelan a través de nuestra condición humana.  Lo importante para el ser humano creyente es descubrirse amado por Dios, sentirse llamado por Él y desear – de corazón- estar a su servicio, aceptando su condición humana.



Lectura del Profeta Ezequiel 2,2-5

Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos

 

En aquellos días, el Espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: "Hijo de Adán, yo te envió a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envió para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos."

 

 

Algunas ideas:

 

  • Ezequiel es el profeta que se destaca por la esperanza que comunica al pueblo de Israel, a través de su mensaje. Este profeta ejerció su ministerio en Babilonia, acompañando a los exiliados judíos, hacia el siglo VI a.C.
  • La primera etapa del ministerio profético de Ezequiel transcurrió alrededor del año 593 a.C. En esta fase, el profeta Ezequiel se preocupa por deshacer las falsas esperanzas de los exiliados, que pensaban que el exilio sería corto y que rápidamente podrían regresar a su tierra. Con toda contundencia, el profeta denuncia la infidelidad del pueblo a la alianza pactada con Dios y aclara que es por causa de esta infidelidad que el pueblo está pasando por tal situación de desgracia.
  • La segunda etapa de la misión de Ezequiel se desarrolló entre el año 586 y el 570 a.C., cuando el grupo exiliado estaba ya instalado en Babilonia y ya no contaba con las bendiciones que Dios le había concedido en su caminar histórico pasado: la Tierra (Prometida), el Templo, el Sacerdocio y el rey (es, decir, la Monarquía). En estas circunstancias, el pueblo exiliado pensaba (y sentía) que Dios lo había abandonado y se había olvidado de él. En esa etapa el profeta Ezequiel se dedica a fortalecer la esperanza de los exiliados, motivándolos a creer en una nueva intervención salvadora (liberadora) de Dios, pero sobre la base de la aceptación de su infidelidad y de la necesidad de una conversión sincera.

 

En el texto se destacan varios aspectos:

 

  1. La vocación (cualquier vocación) es siempre una iniciativa divina. ¿Cuáles son los signos a través de los cuales identificamos esta iniciativa de Dios?
  2. El profeta hace alusión a una VOZ que él ESCUCHA. Se trata de la voz de Dios. El camino de la fe nos introduce en una experiencia de comunicación. Hablar con Dios, escucharlo y descubrirnos escuchados por Él. También hoy Dios habla (de muchas formas). ¿Prestamos atención a la voz de Dios? ¿Examinamos el contenido de lo que decimos a Dios? ¿Hemos examinado nuestra capacidad de escucha espiritual?
  3. La percepción de Dios es sólo posible porque hay comunión espiritual, porque el Espíritu de Dios entra en contacto con el espíritu del creyente. No es algo que suceda en la superficialidad. Además, reclama silencio, soledad, atención. ¿Somos conscientes de la importancia de esta dimensión espiritual en nuestra vida?
  4. El relato subraya la importancia del envío que Dios hace de su instrumento humano. El creyente – en un momento de su itinerario espiritual – experimenta este envío: es la interpelación interior a realizar una misión. ¿Cuál es el contenido del envío que Dios nos está haciendo? ¿Cuál es la misión que – en nuestro contexto – debemos, hoy, abrazar? Es necesario, en todo caso, tener claro que nuestras limitaciones no deben servir de excusa para no asumir la misión que Dios quiere confiarnos.
  5. El profeta habla al pueblo calificándolo de REBELDE. La vida espiritual experimenta una especie de tensión entre docilidad y rebeldía. El pueblo antiguo de Israel experimentó esta tensión… también la Iglesia la experimenta y, en ella, cada creyente se siente divido entre el bien que desea y el obrar lo que no debe.  ¿Cómo experimentamos y trabajamos esta tensión en nosotros?

     

  • Es importante poder contar con profetas.   ¿Podemos esperar que aparezcan y actúen, hoy, algunos profetas? Sí. No son abundantes, pero existen: son personas profundas, capaces de conectar con lo que Dios quiere, con su voluntad y de expresar en palabras humanas su proyecto, denunciando aquello que es incompatible con él. En el ritual del bautismo cristiano se dice al bautizado que es ungido como profeta, pero, con frecuencia, esta dimensión profética queda olvidada.

 

  • Recordemos que el profeta es una persona que vive con la mirada puesta simultáneamente en Dios y en el mundo, sin división ni dualismos maniqueos. Es en el mundo donde Dios se hace presente y también en él donde el profeta interviene en su nombre. ¿Somos creyentes profundamente conectados con Dios y atentos a lo que sucede en el mundo?




2ª Carta de San Pablo a los Corintios 12, 7b-10.

Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo

 

Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: "Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad." Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

 

 

Algunas reflexiones:  

 

  • En la primera carta de Pablo a los cristianos de Corinto, el apóstol critica a algunos miembros de la comunidad que llevaban una vida poco digna de su consagración cristiana. Esta postura de Pablo provoca una reacción en su contra.
  • Esta campaña antipaulina es reforzada por ciertos predicadores judaizantes, procedentes de las comunidades cristianas de Palestina, que se consideraban representantes de los Doce y minimizaban el trabajo apostólico de Pablo. Afirmaban que Pablo era inferior a los otros Apóstoles y que su enseñanza no estaba en consonancia con la verdadera doctrina apostólica. Pablo se confrontó con estos adversarios y, después, se retiró a la ciudad de Éfeso y encargó a Tito la resolución de este conflicto. Algún tiempo después Pablo y Tito se encontraron en Troade. Para ese momento ya el conflicto había terminado y las relaciones de Pablo con la comunidad de Corinto habían mejorado.
  • Pablo decide, entonces escribir una defensa de su misión y propone a los Corintios realizar una colecta para ayudar a los cristianos de Jerusalén que estaban afectados por la hambruna. Estamos entre los años 56 y 57 d.C.
  • En el texto de hoy, Pablo, partiendo de su experiencia, asegura a los cristianos de Corinto que Dios obra a través de las personas, aunque ellas sean instrumentos limitados. ¿Reconocemos nuestras imitaciones?  ¿Qué actitud tenemos delante de nuestras limitaciones?
  • La manera de actuar de Dios en la fragilidad humana expresa la metodología divina: creer en lo humano; creer en las cosas pequeñas y albergar la esperanza de que ellas pueden transformarse en grandes realidades. Partir de lo pequeño (como el grano de mostaza) y permitir al Espíritu transformarlo todo.
  • Pablo habla de una fragilidad que lo atormenta y que él califica como una espina en la carne, que le recuerda su finitud y fragilidad. No sabemos con exactitud a qué se refería el Apóstol: algunos piensan en una enfermedad crónica y otros piensan que Pablo se refería a todos los obstáculos que iba encontrando en el desarrollo de su misión. En todo caso, el mensaje de Pablo quiere darnos a entender que la fragilidad humana no es obstáculo para vivir una experiencia espiritual profunda o para realizar la misión. Lo que realmente importa es la gracia de Dios y la acogida humilde de esta gracia por parte del creyente. ¿Cómo comprendemos y vivimos la gracia de Dios?




Evangelio de Jesucristo según san Marcos 6, 1-6

No desprecian a un profeta más que en su tierra

 

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa." No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

 

 

Algunas ideas:

 

  • En el evangelio de Marcos Jesús camina con sus discípulos en el desarrollo de su misión.  Vive, al mismo tiempo, una experiencia de formación de los discípulos.
  • El evangelista Marcos nos ayuda a entender que – en su país – Jesús fue rechazado y no fue comprendido. De hecho, a medida que Jesús avanza en el desarrollo de su misión se van multiplicando las oposiciones y las incomprensiones en relación con su proyecto.
  • Jesús entra a la sinagoga, que representa el judaísmo de la época. El objetivo del evangelista Marcos (al situar a Jesús en la sinagoga) es presentarlo como el Mesías esperado, que proclama – con obras y palabras – el Reino de Dios.


El texto propuesto debe ser encuadrado y entendido en este ambiente. Algunos aspectos pueden ser subrayados:

 

  1. La incomprensión de muchos. ¿Es Jesús y su mensaje adecuadamente comprendido hoy? ¿Cuáles son los focos de incomprensión de la propuesta cristiana hoy?
  2. La enseñanza de Jesús. Ha habido y hay muchos maestros. Jesús es presentado por todos los evangelistas como RABBÍ (maestro). Para el creyente es fundamental tener claridad sobre la enseñanza de Jesús, sobre su contenido, profundidad y pertinencia.  Quizá este sea uno de los puntos sobre los cuáles se deba trabajar mucho en la formación cristiana actual.
  3. Hay algo especial en Jesús, en su enseñanza y en su sabiduría. ¿De dónde le viene todo esto?  Marcos (y todos los evangelistas) nos dirá que la fuente de esta sabiduría y de este poder transformador de Jesús es la relación que Él tiene con Dios Padre. ¿Qué podemos decir sobre la calidad de nuestra relación con Jesús? Jesús es, ciertamente, el hijo de María y del carpintero José, pero en Él habita y actúa plenamente el Espíritu Santo.  Es la plenitud de la divinidad habitando y actuando en la condición humana del hombre de Nazaret.  ¿Dejamos habitar y actuar en nosotros a Dios amor?
  4. Dios se nos manifiesta en la cotidianidad de nuestra propia condición humana, pero si el ser humano se niega a acoger dicha condición puede perder la oportunidad de descubrir la presencia de lo divino.
  5. La falta de fe. Este no es un problema nuevo. En nuestro mundo, marcado por la racionalidad, el deseo de control y de poder, ¿cómo nos esforzamos para creer en Aquel que se escapa a nuestros cálculos racionalistas y consumistas?

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…



Salmo 122

Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

 

A ti levanto mis ojos, / a ti que habitas en el cielo. / Como están los ojos de los esclavos / fijos en la manos de sus señores. R.

 

Como están los ojos de la esclava / fijos en las manos de su señora, / así están nuestros ojos / en el Señor, Dios nuestro, / esperando su misericordia. R.

 

Misericordia, Señor, misericordia, / que estamos saciados de desprecios; / nuestra alma está saciada / del sarcasmo de los satisfechos, / del desprecio de los orgullosos. R.




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