En Defensa de la Fe


Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo Ciclo C 2019

Te comparto la reflexión correspondiente a la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo Ciclo C 2019, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2019, corresponde al Domingo 23 de Junio.




Celebramos la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. La festividad de la existencia que se entrega, que se ofrece por amor, para que todos se salven, para que crezcamos en humanidad. Con frecuencia, este día se hace énfasis en la celebración de la Eucaristía, pero ¿sabemos lo que ella significa?



Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente.Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente.


Veamos las lecturas.



Génesis 14, 18-20

Sacó pan y vino

 

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abraham, diciendo: "Bendito sea Abraham por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos." Y Abraham le dio un décimo de cada cosa.

 

 

Tenemos como primera lectura un texto un tanto difícil de contextualizar, por su antigüedad, tomada del libro del Génesis. El misterioso personaje Melquisedec rey de Salem ofrece a Abraham un poco de pan y vino. Se trata de un gesto de solidaridad, pues – según el contexto de la narración - a través de aquel alimento, Abraham y sus hombres pueden reponerse luego de volver de la batalla contra cuatro reyes (Gen 14,17), que habían secuestrado a su pariente Lot. El pasaje tiene también un tinte religioso, pues en aquellos tiempos los reyes tenían también algunas funciones de carácter religioso-sacerdotal.

 

En el contexto de la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo (más allá del contexto de violencia que rodea el episodio), vale la pena resaltar varios elementos:

 

1.     El uso del pan y del vino.

 

2.     La bendición del rey-sacerdote (Melquisedec) sobre Abraham.

 

3.     La bendición que el rey-sacerdote (Melquisedec) dirige a Dios.

 

 

I Corintios 11, 23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

 

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

 

 

La lectura de este pasaje de la 1ª carta a los corintios hace parte de la que san Pablo dirige a la comunidad de Corinto. Esta catequesis es importante porque está relacionada con un tema clave, en la vida de las primeras comunidades cristianas: los fenómenos que existían en la celebración de las asambleas cristianas, los cuales siguen estando presentes hoy en día y que podrían hacer perder el verdadero espíritu cristiano de las mismas:

 

  • Los más poderosos humillan y desprecian a los más pobres.

 

  • Se celebra, pero no hay verdadero sentido de comunidad, que se refleja por la acogida y la solidaridad ‘real’.

 

  • Se mantiene divisiones internas que atentan contra la fraternidad.

 

Todos estos fenómenos atentan contra la unidad y hacen que la Iglesia ya no sea ni funcione como cuerpo y que, por tanto, no se comprenda como ‘Cuerpo de Cristo’, habitado por el Espíritu Santo y responsable de continuar la misión de su Maestro.

 

Pablo aprovecha la oportunidad que se le presenta para recordar una antigua tradición, que él mismo recibió sobre la primera cena eucarística (es decir, lo que usualmente llamamos ‘la Última Cena’ celebrada por Jesús con los apóstoles).

 

Lo que san Pablo quiere dejar claro es que los fenómenos anteriormente identificados desnaturalizan la Eucaristía, destruyen la Iglesia y hacen ineficaz su misión. ¿Cómo son, hoy, las celebraciones cristianas? ¿Algunos de estos fenómenos se evidencian en la actualidad? ¿Otros fenómenos actuales pueden estar afectando no solo las celebraciones, sino toda la vida de la Iglesia? ¿Cuáles?

 

Con esta catequesis, san Pablo nos advierte sobre el peligro de un culto hueco, desconectado de la vida y en el que no hay un compromiso serio (de cada uno y de todos) por construir la comunidad cristiana.   Por eso san Pablo insiste que la Eucaristía debe ser vivida por los creyentes con el mismo espíritu de amor/donación con que Jesús se entregó por nuestra salvación.

  

El texto nos recuerda las palabras de Jesús en la última cena, con las cuales el Señor interpretó su futura pasión y muerte como “alianza sellada con su sangre” (1 Cor 11,25) y “cuerpo entregado” (1 Cor 11,24).

 

Recordemos que, en la comprensión antropológica bíblica, cuerpo y sangre simbolizan la totalidad de la existencia de una persona. Por tanto, las palabras de Jesús equivalen a decir: Reciban la totalidad de mi existencia que he entregado por su salvación. Cada vez que participamos en la Eucaristía y que comulgamos esto es lo que debemos recordar. Por eso no hay que perder de vista las palabras de Jesús: Haced esto en memoria mía.

 

Si celebramos teniendo en cuenta lo anterior (es decir, si celebramos bien), la Eucaristía abrazará y transformará nuestra vida y llegaremos a ser auténticos continuadores de la vida y misión de Jesucristo. Esto es lo que significa – en cristiano – ser ‘testigos’.  De lo contrario, nos quedaremos con unos ritos huecos, ausentes de la vida e incapaces de provocar cualquier transformación.





Lucas 9, 11b-17

Comieron todos y se saciaron

 

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la multitud del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: "Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado." Él les contestó: "Dadles vosotros de comer." Ellos replicaron: "No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío." Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: "Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta." Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

 

 

El pasaje del evangelio (que meditamos en la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo)  relata el episodio de la multiplicación de los panes. Debemos evitar reducir este pasaje a un simple ‘acto mágico’ de Jesús. Esto sería desnaturalizar el texto y quedarnos por fuera del mensaje que se nos quiere proponer.

 

¿Dónde están puestos los acentos de este relato?

 

1.     En la actividad misionera de Jesús: el maestro de Nazaret no pierde tiempo: va de un lado a otro comunicando su mensaje, pasa haciendo el bien, se acerca para curar y consolar.

 

2.     En el Reino de Dios, es decir, en la presencia amorosa de Dios que provoca – en las personas y en las sociedades- la transformación necesaria para crecer en su proceso de humanización.

 

3.     En las multitudes necesitadas: aquellas que no tienen qué comer, aquellas que sufren, aquellas que han quedado al margen de la vida social, política, económica…los excluidos, los marginados.

 

4.     En el compromiso que deben asumir los cristianos para trabajar por un mundo mejor: no se trata simplemente de despedir a la gente, sino de plantearse la pregunta ¿Qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer? Este es el sentido de las palabras de Jesús: Denles ustedes de comer.  

 

5.     En la importancia de atender a las necesidades materiales de la gente: el anuncio del Reino abarca también la solución a las necesidades materiales de la gente. El hambre es la necesidad que simboliza el conjunto de miserias de la humanidad: ¿Cuántos necesitados hay en el mundo? ¿Cuántas miserias de orden material aquejan a la gente? ¿Por qué tanta miseria?

 

6.     En la capacidad organizativa de la comunidad y en su disposición para compartir: por eso se insiste en los grupos y en recoger lo que hay dentro de la comunidad: cinco panes y dos peces (recordemos que el número 7 es símbolo de plenitud, de suficiencia. Siempre habrá suficiente para todos si dejamos de ser egoístas, si aprendemos a compartir). Incluso sobrará: Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos. Recordemos que el número 12 representa la totalidad (12 tribus de Israel representan la totalidad del pueblo en el Antiguo Testamento / 12 apóstoles representan la totalidad de la Iglesia).  Siempre habrá si aprendemos a compartir.   

   

Para continuar la reflexión:

 

1.     ¿En mi vida cristiana, la Eucaristía se manifiesta como fuente de unidad y de caridad?

 

2.     ¿Cómo podría comprometerme concretamente en favor de las personas más necesitadas?

 

3.     ¿En nuestra comunidad (parroquia, grupo, familia) la celebración eucarística genera mayor amor y mayor sentido de fraternidad?

 

4.     ¿Qué relación hay entre Eucaristía y Doctrina Social de la Iglesia?

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…

 

 

Salmo 109

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

 

Oráculo del Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha y haré de tus enemigos estrado de tus pies." R.

 

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. R.

 

"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora." R.

 

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec." R.



 

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