En Defensa de la Fe


Segundo Domingo de Cuaresma Ciclo B 2018

Te comparto la reflexión correspondiente al Segundo Domingo de Cuaresma Ciclo B 2018, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.


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Nota acerca de la fecha: En el 2018, corresponde al Domingo 25 de Febrero.



El relato de la Transfiguración tiene una composición simbólico-teológica bastante profunda. El narrador nos dice que esta transfiguración sucede 6 días después de que Jesús había anunciado su muerte y resurrección y de haber dado algunas instrucciones a sus discípulos.

 

En realidad, en el evangelio de Marcos, estos 6 días evocan los “seis días” de la creación (recordemos el relato del libro del Génesis). Lo que Marcos nos quiere decir es que Dios está operando una nueva creación en la persona de Jesús.

 

La transfiguración viene a confirmar este proceso de creación, mostrando la plenitud, es decir, la total transformación que Dios realiza en Jesús y la que puede realizar en toda persona que entre en unión con Él y permanezca en su amor.

 

Pedro, Santiago y Juan (los tres discípulos invitados por Jesús a subir la montaña) simbolizan la comunidad de discípulos, es decir, todos los seguidores y seguidoras de Jesús. Podemos, junto con Pedro, Santiago y Juan, sentirnos invitados a caminar con Jesús, a seguirlo, a entrar en comunión con Dios y alcanzar en Él nuestra plenitud.

 

Los vestidos resplandecientes simbolizan la transformación que Dios obra: primero en su Hijo, pero también en aquellos que siguen a su Hijo. Es la transformación que se espera que se dé en todos los cristianos que viven a fondo su vida bautismal. Recordemos que las primeras comunidades cristianas usaron vestidos blancos para simbolizar la ‘nueva vida’ que se proponían vivir.

 

En este sentido, los vestidos exteriores de color blanco expresaban (y siguen expresando) la transformación que Dios realiza y la pertenencia del creyente a Dios. Dejemos que Dios nos transforme y no perdamos de vista que somos suyos, que le pertenecemos.

  

La narración alude a un encuentro entre Jesús, Moisés y Elías. Ellos (Moisés y Elías) vienen a su encuentro. Recordemos que Moisés y Elías representan el Antiguo Testamento y Jesús simboliza el Nuevo Testamento. Unos y otro se encuentran: el Antiguo Testamento apunta al Nuevo, lo prepara y encuentra en el Nuevo su profundo sentido. En realidad, en Jesús, todo encuentra sentido. Por eso nos acercamos a Él, porque creemos que en Él nuestra vida puede llegar a su plenitud

   

Las tres tiendas nos trasladan al libro del Éxodo, que nos habla de la salida de la esclavitud en Egipto y de la travesía por el desierto hacia la Tierra Prometida. En esta travesía el pueblo armaba sus tiendas. Las tres tiendas simbolizan el éxodo [es decir, el paso de Dios que todo lo transforma con su amor; el paso de Dios que libera y el paso que tiene que dar la gente (los creyentes) de la esclavitud a la libertad].

 

Notemos la insistencia en el número 3: 3 seres celestiales (Jesús, Moisés, Elías), 3 discípulos (Pedro, Juan, Santiago), 3 chozas (éxodo), 6 días (= 2 veces 3).  Tres significa perfección y plenitud (por eso Dios es Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo). Se nos invita a la perfección y a la plenitud, pero en el amor.

 

Aparece en el relato la Nube. Para los pueblos del desierto, la nube significa sombra, lluvia, vida, alegría, bendición. Por eso, siempre está relacionada con Dios. La nube simboliza la presencia de Dios que acompaña a su pueblo, que vela por la humanidad.   Y, asociada a la nube, se deja escuchar la voz: Dios habla… Dios habla hoy. Lo que se espera es que el pueblo (la humanidad) escuche. ¿Qué es lo que Dios dice? Esta vez la voz de Dios se concentra en presentar a Jesús y en dar una orientación: “Este es mi Hijo” y “Escúchenlo”. La invitación es a buscar a Jesús, conocerlo vitalmente, reconocerlo como Hijo de Dios, escuchar su enseñanza y hacer vida esta enseñanza.   

 

El relato alude a un doble movimiento: subir y bajar. Recordemos que en el libro del Éxodo se nos cuenta que Moisés subió al monte Horeb. Allí Moisés se encontró con Dios y Dios le dio las tablas de la ley. El relato nos quiere decir que Jesús (en quien se revela la Nueva Ley, la ley del amor) nos invita a caminar con Él hacia el encuentro con Dios (subir la montaña. Ya no se trata de unas tablas (externas), sino de una persona (Jesús) y de una relación con Él (ser sus discípulos).

 

Jesús es la nueva ley. Jesús nos invita a caminar hacia Dios, a vivir una especie de ascenso que nos humaniza. Pero este proceso de humanización es imposible sin el segundo movimiento: ‘Descender del monte’, para ir al encuentro de la gente, del prójimo que necesita amor, ayuda solidaria, compañía, sabiduría.

 

No olvidemos que este relato, como todo el evangelio, fue escrito para que creamos en Jesús, para alimentar nuestro deseo de seguirlo y para hacer de este seguimiento nuestra opción fundamental.  La invitación a caminar con Jesús y ascender con Él hasta Dios para hacernos servidores de los demás es, al mismo tiempo, una invitación a trascender los acontecimientos y buscar su sentido profundo. 

 

Algunas preguntas para alimentar nuestra meditación:

 

¿Hasta qué punto me fío yo de la Palabra de Dios?,

 

¿Tomo el tiempo necesario para ir con Jesús al encuentro de Dios?

 

¿Soy capaz de ofrecerme totalmente a Dios?

 

¿Me ayuda la fe a transfigurar mi vida?



“Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: Éste es mi Hijo amado; escuchadlo”“Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: Éste es mi Hijo amado; escuchadlo”


Veamos las lecturas:



Génesis 22,1-2.9-13.15-18

El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe

 

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: "¡Abrahán!" Él respondió: "Aquí me tienes." Dios le dijo: "Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré." Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: "¡Abrahán, Abrahán!" Él contestó: "Aquí me tienes." El ángel le ordenó: "No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo." Abrahán levanto los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: "Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado a tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido."

 

 

Algunas ideas para la reflexión:

 

  •          El tema de la prueba en el camino de la fe.

 

  •          El desprendimiento respecto del don. El donante es más importante que el don. No debemos perder de vista al Donante (Dios).

 

  •          Dios no quiere sacrificios humanos. Por eso no permite el sacrificio de Isaac y suministra un animal para el sacrificio. Dios proveerá. Confiemos en Él, pero no pensemos que la fe es una justificación para que la persona se cruce de brazos. Dios hace su parte y espera que la persona asuma la suya.

 

  •          Que los demás sean bendecidos con nuestra presencia, pues nuestra misión es dejar que Dios ejerza su acción a través de nosotros.

 


Romanos 8, 31-34

Dios no perdonó a su propio Hijo

 

Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con Él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

 

 

Algunas ideas para la reflexión:

 

  •          Conservar la calma y la confianza porque Dios está con nosotros.

 

  •          Nuestra gran preocupación debe ser ‘estar con Dios’.

 

  •          Dios nos muestra cómo opera el amor: el amor nos lleva a donarnos, a desprendernos, a desacomodarnos para que otros crezcan.

 

  •          La lógica de Dios no es condenar, sino salvar, rescatar.

 


Marcos 9, 2-10

Éste es mi Hijo amado

 

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi Hijo amado; escuchadlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos." Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de "resucitar de entre los muertos".

 

 

Algunas ideas para la reflexión:

 

  •          Debemos aspirar a vivir nuestra propia transfiguración: llegar a tener la forma de Jesús.

 

  •          Jesús nos invita permanentemente a subir la montaña (entrar en unión con Dios y permanecer con Él).

 

  •          La Biblia toda entera (Moisés, Elías y Jesús) se nos propone como una fuente de vida y de sabiduría espiritual. Pero no hay que olvidar que todo adquiere su pleno sentido gracias a Jesús.

 

  •          Que la espiritualidad no se nos convierta en un refugio (hacer tres tiendas en la cima de la montaña, para quedarse allí, pasándola muy bien). Es necesario bajar de la montaña para ir al servicio de la humanidad que espera, en la llanura (es decir, en la vida cotidiana).

 

  •          Dios nos propone la ruta: Jesús es la ruta, Él es el camino. Lo que hay que hacer es centrarnos en Él; tomar en serio el seguimiento que hacemos de Él (eso es lo que significa el bautismo).   No olvidemos lo que Dios dijo: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo.” Abramos el oído, escuchemos… y vivamos.

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…



 

Salmo 116

Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

 

Tenía fe, aun cuando dije: / "¡Qué desgraciado soy!" / Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. R. // Señor, yo soy tu siervo, / siervo tuyo, hijo de tu esclava: / rompiste mis cadenas. / Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu nombre, Señor. R. // Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo, / en el atrio de la casa del Señor, / en medio de ti, Jerusalén. R.

 


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