En Defensa de la Fe


Quinto Domingo de Cuaresma Ciclo B 2018

Te comparto la reflexión correspondiente al Quinto Domingo de Cuaresma Ciclo B 2018, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.




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Nota acerca de la fecha: En el 2018, corresponde al Domingo 18 de Marzo.



La liturgia de este domingo pone el acento en algunos temas, que orientan nuestra reflexión: la alianza como relación amorosa entre Dios y la humanidad; el pecado como traición a la alianza; la interiorización de la alianza; la obediencia a Dios; el deseo de encontrarse con Jesús; la capacidad de donarse; la realización plena.



“Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora”“Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora”

Veamos las lecturas:



Jeremías 31,31-34

Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados

 

"Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor -oráculo del Señor-. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días -oráculo del Señor-: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande -oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados."

 

 

Algunas reflexiones:

 

En medio de la aflicción que se siente al ver a Jerusalén destruida y a los judíos divididos entre los que se quedaron en las tierras de Palestina y los que fueron deportados a Babilonia, se oyen las palabras del profeta Jeremías. Su mensaje es una voz de perdón y de esperanza. Jeremías consuela al pueblo anunciándole que Dios quiere renovar la alianza, quiere recomenzar un nuevo tipo de relaciones con él.

 

Dios, a través del profeta, le propone una nueva ALIANZA. Esta alianza tiene una característica fundamental: ya no estará escrita en tablas (no estará grabada en un documento externo) sino que se escribirá en el corazón, tocará la conciencia y provocará una auténtica transformación.

 

Con esto, Dios deja claro que no es el mero cumplimiento de la ley lo que nos acerca a Dios, sino el amor lo que hace que este cumplimiento tenga sentido. Sólo el amor transforma, sólo el amor salva. Cuando se tiene a Dios «en el corazón», la ley se humaniza, se superan los legalismos y se transforma en instrumento de vida.

 

Sin amor, la ley puede transformarse en instrumento de muerte, de opresión. De hecho, el ser humano ha mostrado – a través de la historia – ser muy creativo para usar la ley como soporte de corrupción.   Es desde el amor que el ser humano entra a formar parte del pueblo de Dios y puede acceder al verdadero conocimiento de su voluntad.

 

Al meditar esta lectura podemos centrarnos en tres puntos claves:

 

1.     El objetivo que Dios tieneHaré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. Para el creyente cristiano, esta alianza nueva la ha sellado Dios a través de Jesucristo. El bautismo celebra y realiza esta alianza que es preciso profundizar y alimentar.

 

2.      El reclamo que Dios haceEllos quebrantaron mi alianza. Es el reclamo que Dios hizo al pueblo de Israel, pero que también puede hacer a la Iglesia y cada creyente cristiano. Por eso se pide al creyente que esté alerta, que discierna, que cultive los valores del evangelio, que aprenda a amar, que practique constantemente la misericordia. El objetivo es mantenernos dentro de la alianza.

 

3.      La perspectiva pedagógica: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones. Es Dios actuando en lo profundo de nuestro ser. Es el creyente permitiendo que Dios lo moldee, lo forme, lo transforme. Claro, este es un lenguaje limitado, pues no se trata de permanecer pasivo mientras Dios trabaja, sino de trabajar con Él y esto pide un permanente ejercicio de interiorización y de discernimiento.    

 

Hebreos 5,7-9

Cristo Jesús aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna

 

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

 

 

Algunas reflexiones:

 

El autor de la carta a los hebreos destaca las actitudes de Jesús en el cumplimiento de la voluntad de Dios, Padre.

 

En realidad, este pasaje que leemos hoy, recuerda la escena del huerto de los Olivos (narrada por los evangelistas), cuando Jesús ora al Padre ante la posibilidad de ser librado de la muerte. La oración fortaleció a Jesús para llevar a cabo su misión, pero – notémoslo – que ella no le ahorra a Jesús los problemas que van surgiendo por el camino. La oración lo sostiene, le da claridad, agudiza su discernimiento, le da fortaleza y valor, pero no le resuelve mágicamente los problemas.

 

Los cristianos tenemos mucho que aprender en este sentido, pues, con frecuencia, confundimos oración con magia o pretendemos que nuestra oración sea un pliego de peticiones que Dios tiene que cumplir obligatoriamente.

 

El texto nos sitúa delante de la experiencia del sufrimiento, pero de ese sufrimiento específico que es el que resulta como consecuencia de la coherencia en el ejercicio diligente y responsable de la misión. 

 

Jesús hace una opción de vida (amar y servir a Dios) y asume – desde esta perspectiva – las pruebas y sufrimientos que van emergiendo. No es que Dios Padre quiera que Jesús sufra y sea maltratado, rechazado y asesinado (un tal padre sería sádico). El Padre Dios sufre tanto como su Hijo el rechazo, pero la adultez no es posible sino en el total compromiso, en la total entrega y en la total responsabilidad.

 

Por su acercamiento pleno a la voluntad del Padre es que Jesús se convierte en manifestación de la presencia de Dios entre nosotros. Por eso Él puede decir: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.” (Jn 14, 6)  

 

Al meditar esta lectura podemos centrarnos en dos puntos claves:

 

1.     Dios escucha: en su angustia fue escuchado. Si Dios escucha hay que hablar. Hablar con Él de corazón a corazón. Eso es la oración.

 

2.     Aprender a obedecer a Dios:  Cristo (…) aprendió, sufriendo, a obedecer. Recordemos que no se trata de una obediencia ciega, sino de una obediencia inteligente, reflexionada, discernida.

 

Juan 12, 20-33

Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto

 

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: "Señor, quisiéramos ver a Jesús." Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre." Entonces vino una voz del cielo: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo." La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: "Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí." Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

 

 

Algunas reflexiones:

 

El evangelio de Juan es un evangelio muy diferente de los otros tres (Marcos, Mateo y Lucas, llamados ‘sinópticos’). Fue, de hecho, el último evangelio (de los 4 que aparecen en el Nuevo Testamento) que se escribió. Es un evangelio que da cuenta de una reflexión teológica muy elaborada. El Jesús que nos presenta el evangelio de Juan refleja ya la comprensión de la vida y de la salvación a que ha llegado la comunidad cristiana joánica, a finales del siglo I después de Cristo.

 

En el evangelio de Juan se nos habla de judíos -o convertidos al judaísmo- que vienen a Jerusalén con motivo de la fiesta judía de la Pascua. En medio de la caravana aparecen algunos griegos que aprovechan para pedir a Felipe: «quisiéramos ver a Jesús». Atención, hay que abordar este deseo desde el punto de vista teológico-espiritual. Para verlo es importante saber dónde está. La respuesta planteada por el evangelista en su texto (60 años después de la muerte y resurrección de Jesús) es: Jesús está en la comunidad creyente; Jesús está en las personas que sufren; Jesús está en el diálogo orante con Dios; Jesús está acompañando nuestros actos de servicio; Jesús está allí donde el ser humano, movido por el amor, se esfuerza por ayudar a otros y se desgasta por otros (“…si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.”).

 

Notemos que – en el texto - los discípulos (los de antes y los de ahora) son reconocidos por su cercanía al maestro y se convierten en mediadores, testigos y compañeros de camino para quienes quieren ver a Jesús. Son ellos quienes están en posibilidad de revelar a Jesús a quien quiera verlo.  

 

No olvidemos que en la narración son algunos griegos quienes buscan a Jesús. Es el modo en que el evangelista quiere darnos a entender la tarea que los creyentes cristianos tenemos que hacer:

 

  •         Mostrar a Jesús.

 

  •         Sin encerrarnos en un gueto, sino abriéndonos a los demás.

 

  •         Con un espíritu universal (recordemos que este es el significado original de la palabra católico) capaz de acoger a todos.

 

  •         Con la disposición de entregarnos, de donarnos, de servir (por eso la parábola del grano de trigo que es capaz de ‘morir’)

 

Lo que el texto presenta es un auténtico proyecto de vida. La entrega amorosa es el signo que revela nuestro verdadero estado de maduración espiritual, nuestro nivel de humanización.

 

Al meditar esta lectura podemos centrarnos en siete puntos claves:

 

1.     Alimentar en nosotros el deseo¿Queremos ver a Jesús?

 

2.      Aprender a donarsesi el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. ¿Queremos entregarnos? ¿Estamos dispuestos a servir?

 

3.      Seguir al Maestro es estar donde Él está y con sus mismos sentimientos e intencionesEl que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor. ¿Estamos dispuestos a recorrer el camino de Jesús?

 

4.      No se trata de una entrega vana: a quien me sirva, el Padre lo premiará. ¿Aspiramos a esta plenitud?

 

5.      Fe no es esquivar las responsabilidades¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Recordemos que la oración y la fe no son magia, sino compromiso en permanente maduración.

 

6.      La obra consiste en liberar al mundo del malel Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. No olvidemos que en el camino aparecerán obstáculos, fuerzas hostiles.

 

7.      El poder de atracciónatraeré a todos hacia mí. Dejémonos atraer por Jesús y por su propuesta.

 

Para ahondar en la reflexión:

 

  •         Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo. Es una manera de decir que, para que la vida sea fecunda, es necesario salir del egoísmo y aprender a donarse y a compartir. ¿Cómo vive este dinamismo de la vida cristiana?

 

  •         La maduración espiritual requiere que sepamos ‘morir’ a muchas cosas que ‘contaminan’ nuestra vida, que tuercen nuestro caminar, que nos sacan de la opción fundamental. ¿Ha detectado estas cosas? ¿Cómo ha vivido estos procesos de muerte?

 

  •         Compare el mensaje del evangelio de hoy (Juan 12, 20-33) con el e Lucas 6, 27-35 7,12. ¿Qué descubre?

 

  •         Jeremías anuncia que Dios hará una nueva alianza, pero señala que uno de los temas claves en la vivencia de tal alianza será la interiorización ¿Ha logrado esta interiorización de la alianza? ¿Cómo?

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…

 

Salmo 51

Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

 

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R. Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso: / enseñaré a los malvados tus caminos, / los pecadores volverán a ti. R.

 


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