En Defensa de la Fe


Primer Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C - Fiesta del Bautismo del Señor

Te comparto la reflexión correspondiente al Primer Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C – Fiesta del Bautismo del Señor, sobre las lecturas de la Biblia para la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2016, corresponde al Domingo 10 de Enero.



Isaías 42, 1-4. 6-7

Mirad a mi siervo, a quien prefiero

 

Así dice el Señor: "Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas."

 

 

Algunas reflexiones

 

En la primera lectura la atención está puesta en la figura del Siervo de Dios, enviado al pueblo para instaurar un mundo de justicia y de paz sin fin. Se trata de un siervo que es impulsado e inspirado por el Espíritu de Dios: un siervo humilde y sencillo que no busca su propio interés sino la realización de la voluntad de Dios. Las características de este siervo son realizadas plenamente por Jesús en el ejercicio de su misión.

 

El texto puesto a nuestra consideración pertenece al segundo bloque del libro del profeta Isaías. Los especialistas en Biblia han podido establecer que los capítulos 40 a 55 corresponden al trabajo profético de un profeta anónimo (de la escuela de Isaías) que cumplió su misión profética en Babilonia entre los judíos exiliados. Los judíos exiliados están pasando en aquella época por una dura experiencia: están lejos de su tierra, ya no cuentan con la seguridad que les da el templo y no pueden vivir su experiencia religiosa de manera libre. Muchos de estos exiliados piensan que Dios se olvidó del pueblo.

 

En este contexto aparece el profeta predicando un mensaje de consolación y esperanza, anuncia la llegada de la liberación y la posibilidad de regresar al país. Este profeta habla de esta experiencia como si se tratara de un nuevo éxodo (Isaías 40-48) y anuncia la reconstrucción del pueblo, comenzando por Jerusalén, la ciudad del templo. Recordemos que el templo simboliza la presencia de Dios. En medio de esta propuesta consoladora, aparecen cuatro textos que hablan de un Siervo de Dios, que realiza la misión que Dios le ha confiado, pero que en el ejercicio de la misma sufre. Se trata de los llamados cantos del Siervo de Dios (Is 42, 1-9; 49, 1-13; 50, 4-11; 52, 13-53, 12). Dios ama a su Siervo y lo recompensa por su servicio haciéndolo triunfar sobra sus adversarios.

 

El texto que nos es propuesto hoy hace parte del primer cántico del Siervo (Isaías 42, 1-9).

 

Los cristianos han aplicado estos cantos a Jesucristo pues en Él se realizó plenamente el ideal del servidor de Dios.

 

Algunos aspectos que pueden ayudarnos en nuestra meditación:

 

1.      ¿Somos verdaderamente servidores de Dios?

 

2.      ¿Qué relación hay entre servir a Dios y servir al prójimo?

 

3.      ¿Cuál es la misión que Dios nos está confiando hoy?

 

4.      El cántico afirma que el Siervo fue elegido por Dios. El tema de la elección es un tema importante en la Biblia. ¿Cómo entender adecuadamente esta elección evitando que ella nos conduzca a posturas excluyentes?

 

5.      El Siervo de Dios recibió el Espíritu Divino. También nosotros afirmamos que en el bautismo recibimos el Espíritu Santo. ¿Tenemos conciencia de este don precioso?

 

6.      Notemos que en el texto el don del Espíritu está asociado a la práctica y a la construcción de justicia. No podemos decir que el Espíritu es nuestro guía, si nuestro comportamiento es injusto. ¿Puedo decir que soy una persona justa? ¿Qué puedo decir de la sociedad en la que me encuentro en relación con la justicia?

 

7.      La manera de proceder de este siervo es interesante: no usa la fuerza, no es violento, no ejerce ningún tipo de dominación sobre los demás. Es bondadoso, manso y sencillo. En realidad se trata de una crítica fuerte a los poderosos de este mundo.

 

8.      La misión del siervo de Dios consiste en establecer un recto orden social. ¿Cuál es el análisis que podemos hacer de nuestra sociedad?

 

9.      El Siervo de Dios es rechazado y condenado por los hombres, en la historia humana la persecución de los justos y su sufrimiento siempre han existido, hay una conexión entre el servidor rechazado y perseguido y Jesucristo rechazado y asesinado por los poderes religiosos y políticos de la época.

 

10.  La imagen del Siervo debe ayudarnos a comprender que la transformación de la historia humana sucede no por arte de magia, sino por la acción de Dios a través de sus hijos, a través de sus servidores. El creyente debe sentirse mediador, instrumento y obrero en el proyecto de Dios.



Hechos de los Apóstoles, 10, 34-38

Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo

 

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él."

 

 

Algunas reflexiones

 

En la segunda lectura, Lucas (que es el autor del libro de los Hechos) reafirma que Jesús es el Hijo amado que el Padre envió al mundo para salvar a la humanidad y nos recuerda que lo fundamental de su misión se expresa en la manera como Él pasó por este mundo: “Pasó haciendo el bien y liberando a todos los que estaban oprimidos por el mal”.

 

Recordemos que el libro de los Hechos es una catequesis sobre la primera etapa de la vida de la Iglesia. El libro se divide en dos bloques. El primero (Hechos 1-12), presenta de manera teológica la difusión de Evangelio dentro de las fronteras de Palestina, por la acción de Pedro y los otros discípulos. El segundo (Hechos 13-28), nos presenta la expansión del Evangelio fuera de Palestina hasta Roma, sobre todo por la acción del apóstol Pablo y su red de misioneros.

 

El texto de hoy pertenece a la primera parte del libro. Pedro está desarrollando su actividad misionera y, en la casa del centurión romano Cornelio, toma la palabra. De hecho, impulsado por el Espíritu Santo, Pedro expone lo esencial de la fe y después bautiza a Cornelio y a toda su familia. Este episodio es importante porque Cornelio es el primer pagano (= no judío) que es admitido al cristianismo por uno de los doce. Esto significa que la propuesta salvadora de Dios en la persona de Jesús es para toda la humanidad. Así se prepara el paso a la segunda parte del libro que es precisamente la evangelización de los gentiles.

 

Algunos aspectos claves para nuestra meditación:

 

1.      Lo fundamental de la misión de Jesús es que Él pasó por este mundo haciendo el bien y luchando contra el mal. Esta debe ser la característica esencial del creyente cristiano.

 

2.      Si la salvación es una propuesta universal, entonces es preciso que el creyente aprenda a tener una mentalidad abierta, una actitud incluyente y que evite hacer de la religión un mecanismo de dominación y exclusión.

 

3.      Lo que es esencial en la experiencia religiosa es que el creyente ame a Dios, lo respete (esto es lo que la Biblia da a entender con la expresión: temer a Dios) y que practique la justicia.

 

4.      A través de esta catequesis, Pedro hace una afirmación clave, “Cristo es Señor de todos”, pero hay que tener en cuenta que su señorío no es ejercido según el criterio de los poderosos de este mundo, sino en el horizonte de la misericordia y de la compasión. Por eso, frecuentemente, Jesús afirma: “Mi Reino no es de este mundo”.



Lucas 3, 15-16. 21-22

Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo

 

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego." En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto."

 

 

Algunas reflexiones

 

En el Evangelio, el tema fundamental es el bautismo de Jesús, sin embargo este bautismo está ligado al proyecto salvador de Dios. En este bautismo Jesús es presentado por Dios como el Hijo amado, enviado para liberar a los hombres y para restablecer la comunicación entre el cielo y la tierra. Para cumplir el proyecto de Dios, Jesús se hace uno de nosotros, asumiendo nuestra condición humana y colocándonos en el horizonte de Dios. Jesús es aquel sobre quien reposa el Espíritu Santo. Se trata entonces de reflexionar sobre nuestra relación con este Espíritu y sobre nuestra vida espiritual entendida como una experiencia de transformación en el amor. Obedeciendo al Padre, Jesús se identificó con las fragilidades humanas, caminó al lado de sus prójimos y propuso un proyecto de reconciliación.

 

El encuentro entre Jesús y Juan Bautista es una de las claves para comprender la misión de Jesús. Jesús pudo haberse vinculado a alguno de los prestigiosos grupos que existían dentro del panorama religioso de su tiempo (Fariseos, Saduceos, Esenios). Pudo también haberse integrado al grupo revolucionario violento de los Celotes. Sin embargo, cuando decide salir de su familia para desarrollar su misión, decide entrar al grupo de Juan Bautista. El bautista había decidido ocuparse de los marginados, de los excluidos, de los más pobres entre los pobres. Esta es también la opción de Jesús.

 

Juan Bautista llegó a ser un guía carismático de un movimiento popular que anunciaba la proximidad del Reino de Dios, el cual estaría precedido por el juicio divino. Por eso, su mensaje se centraba en la urgencia de la conversión, la cual se celebraba a partir de un rito de purificación por el agua. En la perspectiva de Juan este bautismo de agua era un rito de iniciación para entrar a la comunidad mesiánica, pues quien aceptaba este bautismo renunciaba a vivir en el pecado y procuraba abrazar una vida nueva que le permitía hacer parte de la comunidad del Mesías.

 

En este contexto, la presencia de Jesús significa el comienzo del tiempo nuevo del Reino de Dios. Por eso en el episodio del bautismo, se revela la misión y la identidad de Jesús: Él es el Hijo amado de Dios, que viene para inaugurar el tiempo nuevo del Reino y traer la salvación a toda la humanidad. Él viene para restablecer la comunicación entre Dios y los hombres; por eso el cielo se abre y de él brota una voz (la voz de Dios) revelando la identidad de Jesús como Hijo.

 

Recordemos que en este momento de la historia del antiguo Israel, todo el pueblo se encuentra esperando al Mesías. Las personas se sienten interpeladas por la personalidad y por la misión del Bautista. Llegan incluso a preguntarle si él es el Mesías que están esperando. Es interesante percibir (en todos los Evangelios) que Juan descarta con claridad esta posibilidad: no se presenta como el Mesías ni quiere usurpar su lugar. El Bautista se considera simplemente un servidor de Dios que introduce a Aquél que ha de venir no para preparar la comunidad Mesiánica (bautizando con agua), sino para liberar al ser humano de la esclavitud del pecado y del mal (bautizando con Espíritu Santo y fuego).

 

[El fuego alude al juicio de Dios]. Por eso Juan afirma que Aquél que va a venir es más fuerte que él y, además, confiesa su indignidad diciendo que no es digno de desatar la correa de sus sandalias. La imagen de las sandalias es clave, pues desatar la correa de las sandalias era tarea propia del esclavo. Entonces Juan se define como el esclavo (menos que esclavo) cuya misión es estar al servicio del Mesías que está por llegar.

 

El mensaje del texto es claro:

 

1.      Llegó el tiempo del Mesías, el tiempo de la liberación, el tiempo de recibir el Espíritu. Nosotros ya estamos en este tiempo. ¿Tenemos clara consciencia de esto?

 

2.      El Mesías es quien tiene el poder de bautizar con el Espíritu Santo y el poder de juzgar. Con todo, es importante tener una idea clara del juicio de Dios, que en la perspectiva de Jesús es el ejercicio de la Misericordia del Padre.

 

3.      Se dice del Espíritu Santo que descendió sobre Jesús “como una paloma”; la imagen de la paloma está haciendo alusión a una nueva creación (recordemos de la figura de la paloma en el relato del diluvio). La misión de Jesús es, por tanto, crear al hombre nuevo, animado por el Espíritu de Dios. ¿Experimento la acción de Jesús en mi vida como un acto creador?

 

4.      La misión del Mesías es bautizar en el Espíritu e introducir a los hombres en una dinámica de vida nueva en este Espíritu. ¿Cuáles son las características de esta vida nueva en mí?

 

5.      El Mesías llega para reconciliar al pueblo (a la humanidad) con Dios. Es en este sentido que debemos entender la apertura del cielo. Ella significa que nuevamente se hace posible la comunicación y la unión de la tierra con el cielo, es decir de Dios con la humanidad. ¿Cómo es nuestra comunicación con Dios? ¿Cómo es nuestra comunicación con las personas con las cuales compartimos la vida?

 

6.      La voz del cielo, que es la voz de Dios, lleva el relato a su punto máximo de desarrollo. Dios declara que Jesús es su Hijo. Notemos que la afirmación hace eco a la misma frase que aparece en el cantico del siervo que leímos en la primera lectura.

 

7.      ¿Por qué Jesús quiso ser bautizado por Juan en el Jordán? ¿Necesitaba Jesús perdón por sus pecados? Es claro que en la teología cristiana esto es impensable; más que una necesidad es un gesto extremo de solidaridad para con los excluidos: Jesús asume su condición y a partir de ella los ayuda a salir de esta situación de exclusión, para entrar en la vida nueva de Dios. ¿Qué puedo decir de mi solidaridad con la humanidad?

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…



Salmo 28 (27)

El Señor bendice a su pueblo con la paz.

 

Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

 

La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica. R.

 

El Dios de la gloria ha hablado. En su templo un grito unánime: "¡Gloria!" El Señor se sienta por encima del aguacero, el Señor se sienta como rey eterno. R



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