En Defensa de la Fe


Primer Domingo de Adviento Ciclo B 2017

Te comparto la reflexión correspondiente al Primer Domingo de Adviento Ciclo B 2017, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.


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Nota acerca de la fecha: En el 2017, corresponde al Domingo 3 de Diciembre.



¿Qué puede significar «Adviento» para la sociedad actual? Las nuevas generaciones (incluso aquellas surgidas de familias tradicionalmente cristianas) ya no tienen claridad sobre el significado de esta palabra ni sobre su uso litúrgico. Claro, lo que más debe preocuparnos no es el uso litúrgico del término (es decir, el uso de la palabra ADVIENTO para designar un tiempo compuesto por algunas semanas), sino el Adviento mismo, el «Advenimiento» como acontecimiento existencial, es decir, la llegada, el acercamiento, la visita de Dios, que nos abre la posibilidad de caminar en la esperanza.

 

Pero, algunos pensadores se preguntan, hoy, ¿Cómo vivir el adviento en una sociedad que no espera ningún «advenimiento», ninguna llegada de algo o de Alguien auténticamente nuevo y transformador? El adviento que esperamos los cristianos es la llegada del Reino, es decir, la presencia de Dios y – con ella – la posibilidad de que nuestra vida sea construida en Él, en el ámbito de su amor y de sus valores.

 

Iniciamos el tiempo de adviento, pero debemos ir más allá de coronas y velas de colores; más allá de pesebres pintorescos y de luces que lo inundan todo. Hay que ir al sentido que tiene todo esto, a la experiencia de VIDA que se quiere abrazar.

 

Recordemos las palabras de Jesús: “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Claro, lo que se propone aquí no es abandonar aquellas prácticas religiosas, sino ahondar en su sentido y en las consecuencias que ellas tienen para la vida.




“Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos”“Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos”



Isaías 63,16b-17.19b; 64,2b-7

¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

 

Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es "Nuestro redentor". Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia. Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos: aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: todos somos obra de tus manos.

 

 

Algunas reflexiones

 

A comienzos del siglo VI a.C., la comunidad judía vivió la dura experiencia de ser invadida por el imperio babilónico y ser deportada (más de la mitad de su población) a Babilonia. Pasados alrededor de 50 años, esta comunidad tuvo la posibilidad de retornar del exilio a su tierra. Pero ello implicó dos cosas: organizarse y tener un plan para reconstruir el país. No era una tarea fácil ¿Por dónde comenzar?  Muchos judíos exiliados – después de 50 años – ya no quisieron volver, se quedaron en Babilonia. Muchos habían muerto en el exilio y, las nuevas generaciones -muy influenciadas por la cultura babilónica- habían dejado enfriar su fe y habían olvidado sus tradiciones.

 

Un grupo pequeño asumió el reto de reconstruir el pueblo y su identidad. Vieron que algunas tradiciones e instituciones podían ser rescatadas, pero otras debían construirse. Este grupo no contó, al menos inicialmente, con mucho apoyo, pues unos no veían necesario volver (ya se habían acomodado); otros no querían poner en riesgo la seguridad adquirida fuera del país (los habitaban otros intereses); otros más, no daban ‘un centavo’ por el proyecto de regresar para reconstruir un país devastado (no querían comprometerse y/o no lo veían viable). Había posturas distintas (siempre las habrá).

 

El primer gran reto que tuvieron fue el de reavivar la fe en Dios, restaurar la Alianza y comprometerse a construir la vida desde Dios. Por eso, lo primero que se reconstruye es el Templo. Es la manera (práctica y a la vez simbólica) de afirmar que esta reconstrucción es no sólo querida por Dios, sino que, sin Él, sería imposible. No es lo mismo construir la vida ‘de la mano de Dios’ que intentar hacerlo sin contar con Él. Hay que optar.

 

La lectura del libro del profeta Isaías subraya algunas ideas que reflejan la conciencia que tenía el pueblo de su situación (no sólo política y social, sino, sobre todo) religiosa:

 

  •         Ojalá rasgases el cielo y bajases. Esto equivale a: Ojalá se volviera a restablecer la comunicación contigo. Recordemos que en el relato del bautismo de Jesús esto es lo que sucede: el cielo se abre, el Espíritu de Dios desciende sobre Jesús y se deja oír (desde la nube) la voz de Dios, diciendo que en Jesús se restablece plenamente esta comunicación, por eso Dios exhorta a todos: ‘Escúchenlo’.

 

  •         Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. El pueblo reconoce que se ha olvidado de Dios, pero que puede volver a reconectarse con Él. Pero deberá practicar la justicia y entrar en sus caminos. Entendemos por qué Juan Bautista gritará: Enderecen los caminos del Señor: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” (Mt 3,3)

 

  •         Aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado. El pueblo reconoce que la situación que vivió en Babilonia no fue sólo el resultado de complejos procesos sociopolíticos y militares, sino que tuvo como trasfondo algo más hondo: el alejamiento de Dios. Por eso, en el texto, el pueblo asume su pecado diciendo:     Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa.”

 

  •         Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: todos somos obra de tus manos. El pueblo, con esperanza, se abre a un nuevo futuro: podemos ser reconstruidos por Dios, debemos ser, entonces, como la arcilla en las manos del alfarero. Es un problema de confianza, abandono y docilidad.


I Corintios 1,3-9

Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo

 

Hermanos: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por Él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y Él es fiel!

 

 

Algunas reflexiones

 

Este breve texto de la 1ª Carta a los corintios, escogido para el comienzo del Adviento, nos invita a reflexionar sobre varios temas claves:

 

  •         Dios nos ha dotado de dones, pero hay que saberlos usar.

 

  •         No hay que perder de vista las responsabilidades adquiridas mientras se espera la venida (adviento) definitiva de Cristo Jesús.

 

  •         Cristo Jesús tiene el poder de mantener a sus discípulos firmes hasta el final, pero se requiere que el discípulo opte seriamente por Jesús y su proyecto.

 

  •         Dios nos llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo. Se trata de participar en su vida gloriosa (resucitada), pero también, participar en su misión y en su lucha contra el mal. No se llega a la primera sin pasar por la segunda.


     

Marcos 13,33-37

Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa

 

En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos: "Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!"

 

 

Algunas reflexiones

 

El sueño es una necesidad para todos. Es necesario dormir para reparar las fuerzas. Hay que dormir. Pero la vida no se trata sólo dormir. Hay que despertar, abrir los ojos, tomar en las manos cada día y vivirlo de manera consciente. Ese equilibrio dinámico entre dormir y despertar es clave para la vida.

 

Pero ¿por qué Jesús nos insiste en mantenernos despiertos? Jesús parte de esta relación entre dos estados (dormido y despierto) para hablar de la espiritualidad, de la actitud ante la vida. Podemos estar físicamente despiertos, pero mental y espiritualmente dormidos, anestesiados, distraídos, pesados, ciegos.

 

Podemos estar muy ocupados… ocupadísimos en muchas cosas, pero no en lo que es realmente importante:

 

1) el paso de Dios por nuestra vida, su visita;

 

2) nuestra respuesta a esa visita;

 

3) la presencia de otros que nos interpelan;

 

4) el servicio que podemos prestar al prójimo, a la sociedad;

 

5) la búsqueda del sentido de las cosas;

 

6) los grandes aprendizajes que se derivan de nuestras experiencias;

 

7) la misión que debemos realizar mientras estamos en este mundo, etc.

 

Por eso nos recuerda que el cristiano es (debe ser) una lámpara que presta el servicio de iluminar el camino de otros, de muchos.  Luz para evitar perderse, caerse, hacerse daño y luz para que otros no se pierdan, no se caigan, no se hagan daño.

 

De lo que se trata es, pues, de estar alerta, de tener una mirada aguda, que sepa captar las complejidades del presente, las posibilidades del futuro, las enseñanzas del pasado y el peligro de la rutina y de las prácticas superficiales.

 

Notemos que en el relato, el hombre que se va de viaje deja a cargo de su casa a unos servidores, pero a cada uno le asigna una tarea. La imagen es sugestiva:

 

  •         Se nos ha entregado una tarea, una responsabilidad.

 

  •         No somos los dueños de la casa, sino los encargados (servidores) de cuidarla.

 

  •         Quien encargó la tarea cree no tener necesidad de hacer el papel de policía. Confía en la responsabilidad, seriedad y madurez de los servidores.

 

  •         El tiempo que transcurre entre la entrega de la tarea y el regreso del dueño de la casa es el tiempo de la responsabilidad en el ejercicio de la tarea. Es el espacio entre el primer advenimiento y la parusía.

  

  •         El señor es Jesús; los servidores son los cristianos; la tarea es la misión; el tiempo es la vida; la casa es el Reino de Dios.

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…

 

Salmo 80

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

 

Pastor de Israel, escucha, / tú que te sientas sobre querubines, resplandece. / Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

 

Dios de los ejércitos, vuélvete: / mira desde el cielo, fíjate, / ven a visitar tu viña, / la cepa que tu diestra plantó, / y que tú hiciste vigorosa. R.

 

Que tu mano proteja a tu escogido, / al hombre que tú fortaleciste. / No nos alejaremos de ti; / danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.

 

¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?

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