En Defensa de la Fe


Primer Domingo de Adviento Ciclo A 2016

Te comparto la reflexión correspondiente al Primer Domingo de Adviento Ciclo A 2016, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2016, corresponde al Domingo 27 de Noviembre.



Iniciamos un nuevo año litúrgico. Recordemos que se trata de una propuesta pedagógica de la Iglesia, a través de la cual lo que se busca es que la persona creyente (cada uno de nosotros) pueda crecer y madurar integralmente. Esto que se espera que suceda en las personas debería también acontecer en los grupos cristianos, en las comunidades cristianas. Por eso, al terminar un año litúrgico y comenzar otro deberíamos preguntarnos: 

 

  • ¿En qué he avanzado? ¿He madurado? Mi manera de ser cristiano ¿es más adulta? ¿Qué evidencias, signos, muestras concretas tengo de esto?

 

  • ¿En qué avanzamos como (grupo, comunidad, parroquia, etc.)? ¿Hemos madurado? Nuestra manera de ser (grupo, comunidad, parroquia, etc.) ¿es más adulta? ¿Qué evidencias, signos, muestras concretas tenemos de esto?

 

En realidad, el año litúrgico nos propone repasar el ‘misterio de Cristo’, desde su envío al mundo por el Padre Dios hasta su retorno al Padre, para ser glorificado, a fin de madurar y dejarnos transformar por Él… Legar a la ‘estatura de Cristo Jesús’ – dice san Pablo. 

 

Abrimos el año litúrgico con una gran noticia: Alguien va a venir, Alguien enviado por Dios. Sabemos que es Cristo. La liturgia de este domingo nos hace un llamado a permanecer atentos, vigilantes. ¿Por qué? Sencillamente, porque podemos dormirnos y no ver al visitante Jesús; corremos el riesgo de acomodarnos, de caer en rutinas y en esquemas mentales que no nos dejan ver más allá de nuestra nariz. Y, claro, mientras el tiempo se nos pasa, la vida se pierde y nos perdemos de la presencia de Dios en nuestra vida. Debemos sacudirnos, despertar.  Por eso las lecturas nos invitan a buscar a Dios y encontrarnos en Él, para alcanzar nuestra realización.  Las lecturas escogidas para este primer domingo de Adviento han sido escogidas desde este horizonte: 

 

  • 1.    La primera lectura nos invita a ‘subir la montaña’, que, en la Biblia, es símbolo del encuentro con Dios. Se trata, entonces, de buscar a Dios.

 

  • 2.    La segunda lectura nos advierte que hay un mundo de oscuridad que nos devora (el egoísmo,  la injusticia, la mentira, el resentimiento, etc.). Es necesario salir de esas tinieblas y caminar hacia la luz, que es Jesús (la luz de la fe, la verdad, el servicio, el amor, la esperanza, la solidaridad, el cuidado de la creación, etc.).

 

  • 3.    El evangelio insiste directamente en la actitud de vigilancia, para no caer en aquellas situaciones que nos esclavizan, que nos deshumanizan, que nos destruyen.

 



 

Vivamos como si cada día fuera último y definitivo, brindando amor sin medida, sirviendo hasta el cansancioVivamos como si cada día fuera último y definitivo, brindando amor sin medida, sirviendo hasta el cansancio




Isaías 2, 1-5

Lo que vio Isaías hijo de Amos, acerca de Judá y de Jerusalén.  2 Acontecerá que al final de los tiempos será confirmado el monte de la casa del Señor como cabeza de los montes; será exaltado sobre los collados y correrán a Él todas las naciones.  3 Vendrán muchos pueblos y dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de JacobÉl nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra del Señor.  4 Él juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos. Convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en instrumentos de trabajo; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra.  5 Venid, casa de Jacob, y caminaremos a la luz del Señor.  

 

 

Un texto hermoso y pertinente para la construcción de la paz. Encontramos un pasaje muy parecido en el libro del profeta Miqueas (Mi 4, 1-3). El texto seguramente se inspira en las peregrinaciones que los judíos devotos hacían a Jerusalén. Aún hoy, nosotros conservamos esta práctica profundamente religiosa: ir (solos o en grupo) a un santuario, para orar, para vivir de una manera intensa el encuentro con Dios. Aquí la peregrinación aparece asociada a varias realidades: 

 

  • 1.    A la búsqueda de Dios. ¿lo buscas?

 

  • 2.    Al deseo de querer escuchar la palabra divina. ¿Escuchas, meditas, interiorizas y te esfuerzas por vivir la Palabra? 

 

  • 3.    Al deseo de aprender de Dios. ¿Estás abierto(a) a aprender? 

 

  • 4.    A la búsqueda de la paz. ¿La deseas? ¿la necesitas? ¿la das? ¿la trabajas? 

 

  • 5.    A la capacidad de comprender que la salvación es para todos. ¿Tu mente y tu espíritu son realmente católicos, es decir, universales? O ¿has confundido católico con ‘un grupito’?

 

  • 6.    A la capacidad de cambiar (de transformar las armas por instrumentos de trabajo; la violencia por la convivencia). ¿Qué necesitarías cambiar? ¿Cómo piensas hacerlo?

 

  • 7.    A la capacidad de que pueblos diversos puedan – desde el encuentro de sus diversidades- convivir solidariamente. ¿Qué actitudes y comportamientos concretos aportas para mejorar la ‘convivencia’ allí donde estás?

 

Notemos que todas estas realidades, unidas, constituyen uno de los grandes sueños de la humanidad: una humanidad reconciliada y en paz. Este texto es un oráculo profético que nos anima a caminar hacia la utopía.

 

En la lectura del libro de Isaías, el monte del Señor, alude al templo de Jerusalén (lugar de la presencia de Dios en medio del pueblo, según la fe judía). El templo es presentado como el centro del mundo y Dios aparece como Aquel que llama, que reúne, que acoge, que unifica (a todos los pueblos, a la humanidad entera). ¿No debe ser este el papel de las religiones? ¿No existen ellas para acercar al ser humano a lo divino y para construir la unidad de la comunidad humana? ¿Por qué históricamente las hemos transformado en justificaciones para la guerra y la violencia?

 

El texto resalta no sólo el hecho de reunirse alrededor de Dios, sino la experiencia de escuchar su Palabra (sus enseñanzas) y aprender de Él. Somos los humanos permanentes aprendices: aprendices del amor, de la vida… buscadores de la verdad.   Aprendices en busca de sí mismos, de su madurez, de su desarrollo, de su realización plena…realización que para el creyente sólo es posible en la relación con Dios. Esa Palabra divina nos va iluminando interiormente hasta hacernos comprender que el camino no es la violencia y el dominio de unos sobre otros, sino la convivencia fraterna.

 

Notemos que este relato funciona de manera inversa al relato de Babel (que está en el libro del Génesis): en el relato de Babel la gente está reunida pero no se entiende. En Isaías la gente está reunida, pero – al estar centrada en Dios y en la escucha de su instrucción- se produce la comprensión, la iluminación, la transformación: se pasa de la guerra a la paz.  ¿Cuándo se realizará esta profecía? No lo sabemos, quizá permanentemente, cuando cada persona se decida a amar, a reconocer al otro como hermano y compañero de camino, a pasar por este mundo haciendo el bien. 




 

Romanos 13,11-14

11… Es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.  12 La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz.  13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia.  14 Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne. 

 

 

Cuando san Pablo redacta la carta a los Romanos, está en Corinto. Se está preparando para viajar a Jerusalén con el dinero y las ayudas que ha podido recolectar para socorrer a las comunidades cristianas que están pasando hambre. Pablo tiene como plan llevar esta ayuda y, después, emprender una nueva misión, esta vez hacia Occidente (piensa ir a España).

 

Estamos en el año 57 o 58 d.C. Con este plan en su corazón, aprovecha para contactar a la comunidad de Roma (que él no fundó) y compartir con ellos su pensamiento sobre la vida cristiana y los problemas que le preocupan. Recordemos que – en este momento de la historia de la Iglesia – estamos  ante el peligro de una división entre los cristianos de origen judío y los cristianos de origen pagano (es decir cristianos no-judíos).  Teniendo en cuenta este peligro, Pablo les escribe insistiendo en la unidad (entre unos y otros) que debe brotar de la fe y la igualdad que debe haber entre todos los creyentes: todos amados por Dios, todos hijos de Dios, todos hermanos de Jesús, todos formando la familia humana. ¿No es esto clave para el tiempo actual?

   

En la carta a los Romanos, que presenta una especie de síntesis del pensamiento de Pablo,  hay una tesis fundamental: el evangelio de Jesucristo (o el evangelio, que es Jesucristo) es la fuerza que congrega y que salva a todo el que cree (entendiendo CREER como una adhesión amorosa y comprometida a Jesucristo). El texto propuesto está situado en la segunda parte de la carta: Pablo les ha insistido a los cristianos de Roma a vivir en el amor de Dios, revelado en Cristo Jesús y, en este punto de la carta, les exhorta a permanecer vigilantes, esperando la venida gloriosa de Cristo.

  

Varios puntos de esta carta son claves: 

 

  • 1.    La experiencia de seguimiento de Cristo es, ante todo, un camino de aprendizaje y práctica del amor. ¿Qué has aprendido? ¿cómo entiendes el amor? ¿cómo lo practicas?

 

  • 2.    El ser humano está llamado a su salvación y esta salvación Dios la ha revelado en la persona de Jesús, el Cristo. ¿Cómo es tu relación con Jesucristo? ¿Lo conoces? ¿Te dejas interpelar por Él? ¿Permites que Él provoque en ti el deseo de cambiar?

 

  • 3.    Cristo glorioso se revelará al final de los tiempos, pero mientras esto sucede es necesario que el cristiano lleve una vida íntegra, acorde con el testimonio de su maestro (Jesús).  ¿Qué entiendes por vida cristiana íntegra? ¿Te asumes como testigo de Jesús, en el mundo?

 

  • 4.    Antes de conocer a Jesús y ser bautizados, los cristianos vivían en tinieblas (el egoísmo), pero al adherir a Jesús han nacido a una vida nueva (la vida del amor, de la misericordia y del servicio). ¿Entiendes el bautismo como una adhesión existencial a Jesucristo?

 

  • 5.    Jesús encargó a los discípulos la tarea (misión) de ser testigos de la salvación de Dios en el mundo. ¿Eres consciente de la complejidad del mundo en el que debes ser testigo de Jesucristo?

 

  • 6.    Cuando Cristo glorioso llegue deberá encontrar a sus discípulos atentos y preparados, revestidos de sus sentimientos y actitudes, llevando una vida íntegra.  En realidad, los cristianos deben vivir su vida como si cada día fuera último y definitivo. 

 

Todas estas son pistas para nuestra meditación. Aprovechémoslas.




 

Mateo 24, 37-44

37 Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre,  38 pues como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,  39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.  40 Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado y el otro será dejado.  41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino: una será tomada y la otra será dejada.  42 "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.  43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiera a qué hora el ladrón habría de venir, velaría y no lo dejaría entrar en su casa.  44 Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis.  

 

 

En el evangelio según san mateo, los capítulos 24 y 25 nos presentan el último discurso de Jesús, antes de su pasión. En este discurso el tema central es la venida del Hijo del Hombre y las actitudes que deben observar los discípulos, esperando su llegada (Este hijo del hombre es Jesús). De hecho, en la época en que se escribió el evangelio (más o menos el año 80 d. C.), ya han pasado cerca de 50 años después de la resurrección de Jesús, pero aún no sucede la segunda venida de Jesús. Poco a poco los cristianos se van desanimando y cayendo en rutina y superficialidad.

 

Es necesario reanimar la fe de estos creyentes y comprometerlos en la tarea de ser testigos entusiastas de Jesucristo. En este contexto, el evangelista Mateo retomó las palabras que se conservaban de Jesús y compuso con ellas una exhortación (que brota de la boca del mismo Jesús) dirigida a los cristianos (son los capítulos 24 y 25 de que hablamos).  ¿Qué subrayar de esta exhortación?:

 

  • 1.    La venida gloriosa de Cristo sucederá, pero puede tardar.

 

  • 2.    Puesto que se demora es necesario prepararla y la mejor manera de hacerlo es viviendo la enseñanza de Jesús.

 

  • 3.    No se trata de llevar una vida rara o extravagante, sino de vivir la cotidianidad (comer, descansar, trabajar, comprar, vender, casarse, etc.), pero con los valores y actitudes de Jesús. 

 

  • 4.    Pero ese ejercicio cotidiano de fidelidad a Cristo reclama saber discernir lo que está en consonancia con Él y rechazar lo que no lo está. Ese discernimiento es lo que está detrás de las palabras VELAD y ESTAD PREPARADOS.

   

  • 5.    El gran peligro es vivir, pero en la inconsciencia del amor de Dios, de su presencia, de su propuesta, de su llamado. 

 

Todo lo anterior deja claro el objetivo del texto propuesto: hacernos entender que el cristiano es aquel que tiene consciencia de su relación con Cristo, que está atento para acogerlo cuando se hace presente, que no se deja distraer de lo esencial: el llamado de Dios y la salvación que Él ofrece.  Este mensaje es para nosotros, hoy, ahora.  Esforcémonos por aprovechar este nuevo año litúrgico.  

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…




Salmo 122

¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor!

 

Yo me alegré con los que me decían: "¡A la casa del Señor iremos!".  2 Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, Jerusalén.

 

3 Jerusalén, que ha sido edificada como una ciudad que está bien unida entre sí.  4 Allá subieron las tribus, las tribus del Señor.

 

Conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre del Señor,  5 porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David.

 

6 Pedid por la paz de Jerusalén; ¡Vivan en paz los que te aman!  7 ¡Sea la paz dentro de tus muros y el descanso dentro de tus palacios!

 

8 Por amor de mis hermanos y compañeros diré yo: "¡La paz sea contigo!".  9 Por amor a la casa del Señor, nuestro Dios, desearé y buscaré tu bien.




 

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