En Defensa de la Fe


Fiesta de la Presentacion de Jesus en el Templo

La siguiente es la reflexión correspondiente a la Fiesta de la Presentacion de Jesus en el Templo acerca las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.

 



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Nota acerca de la fecha: En el 2014, corresponde al Domingo 2 de Febrero.





Libro de Malaquías 3,1-4

Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. Él se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.

 

Te comparto algunas ideas acerca de esta lectura:

  

1) Malaquías profetizó hacia el siglo V antes de Cristo, poco antes de la reforma de Esdras y Nehemías. Luego de haber recordado al pueblo de Israel sus pecados, el profeta Malaquías habla de la llegada del Día del Señor (= juicio). Uno de los llamados de atención más fuertes que hace el profeta descansa sobre todas aquellas prácticas que desfiguran, tergiversan y pervierten la religión y la justicia. De hecho este profeta parece haberse enfrentado – de modo muy directo – a los sacerdotes y levitas que (en aquella época) degradaron el culto y mantuvieron una relación falsa con Dios y con el pueblo. Malaquías ve, pues, en la purificación del templo, del culto y de la justicia la posibilidad de volver a recuperar la fuerza espiritual que el pueblo ha perdido.

 

2) Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí: Esta realidad se ha cumplido muchas veces. La Biblia no hace sino hablarnos de la multitud de mensajeros de Dios, cada uno con una tarea específica, dentro de su contexto. Presencias y tareas que han ido tejiendo eso que teológicamente llamamos la “historia de la salvación”. Ellos han comprendido la urgencia de su misión y la importancia del mensaje (testimonio) del que son portadores. Desde la perspectiva cristiana, Juan Bautista fue el mensajero que preparó el camino para la misión de Jesús. Pero también podemos decir que Jesús es el gran Mensajero de Dios, el Mensajero de mensajeros. Del mismo modo, al meditar este texto, todo creyente cristiano debe sentirse mensajero(a) enviado al mundo (su realidad), para dar testimonio del amor de Dios, que sigue viniendo. ¿Estamos asumiendo realmente esta tarea?

 

3) Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene: En sentido estricto, en la teología del Antiguo Testamento, este Señor y este Ángel (palabra que en griego quiere decir MENSAJERO) es Dios. Llama la atención lo que el profeta dice: Que el pueblo está buscando a Dios y que desea hacer alianza con él. En el anuncio que hace el profeta Malaquías el acento recae sobre el pueblo: Ustedes buscan / Ustedes desean. Desear y buscar son dos verbos claves en la vida espiritual. Qué interesante sería que toda la iglesia viviera un proceso de renovación espiritual en el que el deseo de Dios y su búsqueda fueran los ejes que jalonaran la liturgia, la catequesis, la pastoral, la evangelización. ¿Cómo estas dos experiencias – que deben ir unidad – se verifican en nosotros?

 

4) Porque Dios es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. Él se sentará para fundir y purificar: Es la manera como el profeta Malaquías habla del juicio al pueblo de Israel. El contenido teológico de lo que podría ser este juicio sufrió un proceso de evolución a través del tiempo. Cuando la imagen que se tiene de Dios es la de un dios terrible (al estilo Zeus) el juicio es comprendido como una experiencia terrible de reproche y condenación. Por el contrario, cuando la imagen que se tiene de Dios es la que nos revela Jesucristo, entonces, el juicio es una experiencia amorosa de evaluación de la vida en el amor. Seremos juzgados desde el amor. ¿Cómo entendemos esta idea teológica del juicio? ¿Cómo la hemos venido viviendo?

 

 

Carta a los Hebreos 2,14-18

Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir, al demonio, y liberar de este modo a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor de la muerte. Porque él no vino para socorrer a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. En consecuencia, debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba.

 

 

Te comparto algunas ideas acerca de esta lectura:

 

 

1) En la primera parte de esta extensa Carta, el autor ha insistido en la vinculación de Cristo con Dios. En el texto que se nos propone, va a insistir en su relación con la humanidad. Vinculación total, hasta en la muerte. De todo el Nuevo Testamento sólo es en esta carta que se da a Jesús el título de sacerdote. Pero su sacerdocio es diferente (no encaja con la visión veterotestamentaria). De este sumo sacerdote el autor destaca su obediencia a la Voluntad divina, su solidaridad extrema, su abajamiento y su compasión. Son estas características las que hacen de Jesús el mediador fiel. Esto es lo que se espera de todos aquellos que se dedican al pastoreo de las comunidades.

 

2) Cristo también debía participar de la condición humana, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte: Esta afirmación de la carta a los hebreos es clave en lo que respecta a la afirmación de la plena humanidad de Jesucristo. No tendría sentido (desde el punto de vista de la encarnación) que Jesucristo fuese un Mensajero divino con simple apariencia humana (haciendo el papel de humano, representando – como en un teatro- lo humano), presentado por Dios como ejemplo a la humanidad. Lo importante está en ese amor solidario que asume la condición del otro (lo humano) y desde ella (desde dentro) lo salva, lo rescata y provoca procesos de transformación. Amar pide, entonces, salir de sí mismo en favor del otro, darse al otro, solidarizarse con él y ponerse “en sus zapatos”. Lo decimos en el Credo: “… se hizo hombre” ¿Hemos meditado suficientemente este misterio que llamamos “encarnación”?

 

3) “Porque Cristo no vino para socorrer a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham”: Este tema es clave. Cristo no vino para condenar, sino para restaurar, rescatar, salvar. Todas estas palabras vienen – en la teología cristiana – a ser equivalentes. Si el fundamento de la Iglesia (que es Cristo) vino a restaurar, rescatar, salvar ¿por qué los seres humanos nos empeñamos en condenar y excluir? ¿Por qué –incluso al interior de la iglesia- hay actitudes que contradicen la lógica de Jesús? Cada creyente cristiano está llamado a hacer un profundo examen y – si es el caso – un serio proceso de conversión. Por alguna razón san Pablo, al escribir la Carta a los Filipenses – insistió en que los cristianos deben tener “los mismos sentimientos de Cristo Jesús…” (Fil 2, 5).

 

 

Evangelio según San Lucas 2,22-40

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos". Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

 

Te comparto algunas ideas acerca de esta lectura:

 

1) No olvidemos que hace cinco semanas celebramos la navidad. Después, celebramos el «bautismo del Señor», pasando así del Jesús niño al Jesús adulto que hace su misión. Nuevamente, en esta fiesta de la Presentación nos devolvemos al Jesús niño. Nos centramos en una experiencia particular: la presentación. ¿Qué podrá significar todo esto? ¿Quién presenta a Jesús? ¿A quién lo presentan? ¿En qué lugar sucede esto? ¿Qué personajes aparecen? ¿Qué dicen estos personajes de este niño? ¿Por qué unas personas como José y María sienten necesidad de presentar a su hijo? ¿Es sólo por prescripción legal? Y nosotros ¿No fuimos, acaso, presentados – en el templo – a Dios, el día de nuestro bautismo? ¿Tenían nuestros padres, padrinos, familiares y la comunidad cristiana real conciencia de lo que estaban haciendo? ¿Tenían claridad sobre los compromisos de esta “presentación”? ¿Está educando la Iglesia para que este compromiso se viva de manera más consciente?

 

2) La Presentación aparece como una prescripción hecha ya en Éxodo 13,2.12.15. Tal prescripción tenía como finalidad consagrar a todos los primogénitos a Dios, en la convicción de que todo primer fruto (de la vida) pertenece a Dios. Complementariamente, la prescripción sobre la purificación (de la madre), que encontramos en el libro del Levítico, es de naturaleza ritual y cultual, pero no está ligada a un juicio de valoración moral sobre la persona. El objetivo de Lucas – al relatarnos esto – es más profundo teológicamente: no quiere simplemente mostrarnos a José y María cumpliendo las normas sino de mostrar el profundo significado que tiene Jesús para el pueblo, desde la perspectiva de la tradición espiritual judía y las expectativas religiosas (representadas por los ancianos Simeón y Ana). En este relato de la presentación del Señor lo que tenemos es el testimonio de un encuentro sagrado entre Dios y sus fieles (representados por José y María, por un lado. Y por Simeón y Ana, por el otro).

 

3) Llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación: Lucas es claro en señalar la inserción de Jesús en la historia humana a partir de la historia particular del pueblo de Israel (por eso la alusión a la ley Mosaica) y a la historia humana. Existir es pertenecer a la historia y cargar, de alguna manera con ella, sea por la necesaria dependencia de una tradición sea por la responsabilidad hacia el futuro, pues lo que se hace deja huella y trae consecuencias no sólo para nosotros sino para otros. ¿Vivimos nuestra vida conscientes de esta responsabilidad sobre nuestras acciones?

 

4) (José y María) Llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor: Es un deber no sólo legal sino, sobre todo, una expresión de gratitud, de reconocimiento de la gracia de Dios que les ha sido dada en el niño. ¿Somos personas agradecidas con Dios? Esa gratitud ¿nos lleva a un mayor compromiso con Dios?

 

Un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. (Y una mujer, Ana que) no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones: Se trata de dos testigos, dos creyentes judíos fieles (puede haber gente muy buena en otras religiones), que viven en función de una relación seria con Dios. Notemos que – curiosamente- Lucas tiene la delicadeza de presentar una pareja (hombre y mujer; Simeón y Ana). Puede no ser la intención explícita del evangelista, pero qué importante que el relato nos pueda hacer pensar en la necesidad de construir una sociedad donde desaparezcan todo tipo de exclusiones y discriminaciones (comenzando por las discriminaciones de género). Estos dos ancianos son importantes en el relato: a través de ellos el evangelista Lucas articula el pasado con el presente; las promesas y profecías del Antiguo Testamento con Jesús. Ellos ayudan a entender a Jesús apoyándonos en la tradición espiritual del Antiguo Testamento. También nos ayudan a encontrar – a través de Jesús – un sentido nuevo al contenido del Antiguo Testamento. Todo esto es lo que se contiene en la exclamación del viejo Simeón: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos”. El relato está (teológicamente) construido en función de reinterpretar la vida de Jesús (desde su infancia hasta su muerte) en el marco de esa visión profética y mesiánica tan presente en la Biblia. En Jesús se cumplen las promesas del Antiguo Testamento, las profecías antiguas hallan en él su plena realización. Es lo que se quiere enfatizar. ¿Hemos aprendido a captar esta relación entre los dos testamentos de la Biblia? ¿Hemos descubierto que – como cristianos – hacemos una lectura cristológica del Antiguo Testamento?

 

5) Este niño será (…) signo de contradicción: Esto sucederá porque frente a Jesús no cabe posturas neutras. Hay que tomar posición y esta toma de postura generará conflictos. La toma de postura y la conflictividad aparecen como dos experiencias claves en la existencia humana y en la experiencia espiritual. Algunos años más adelante Jesús dirá a sus discípulos: “Quien no está conmigo está contra mí; quien no recoge conmigo, desparrama”. ¿Qué podemos decir de nuestra toma de postura delante de la propuesta de Jesús?

 

6) El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él: La vida no se detiene en el rito celebrado en el templo. La vida continúa y lo que se espera es que, en la vida cotidiana, haya crecimiento y se dé la coherencia entre lo que se quiso expresar en el templo y lo que realmente se vive. Los evangelios hablan poco de la evolución espiritual de José y de María. Sin duda, tal evolución se dio, pues hubiese sido imposible vivir la misión que les correspondió si no hubieran vivido un proceso de maduración profunda. Además, en cierto modo, esta maduración se refleja en Aquel de quienes ellos fueron responsables, esto es, de Jesús. Por eso es interesante la manera como este relato termina: “El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.” ¿No es esto, también, lo que se espera de nosotros? Estamos llamados a crecer integralmente, a fortalecernos espiritualmente, a llenarnos de la sabiduría de Dios y a dejar que en nosotros opere su gracia.

 

 

Terminemos nuestra meditación orando con el...



Salmo 24(23)

¡Ea puertas, levanten sus dinteles,
elévense, portones eternos,
y que pase el Rey de la gloria!
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, el fuerte, el poderoso,
el Señor, valiente en la batalla.

¡Puertas, levanten sus dinteles,
elévense, portones eternos
y que pase el Rey de la gloria!
¿Quién es ese Rey de la gloria?
Es Yahvé, Dios de los Ejércitos,
él es el Rey de la Gloria.

 

 

Por último, te invito a que hagamos juntos la siguiente oración:

 

Oh Dios, que por medio de Jesús has manifestado a nuestro mundo el camino de la verdadera felicidad; haz que nuestra vida cristiana sea siempre una experiencia orientada a buscar y alcanzar la felicidad que Tú nos propones y que con nuestro testimonio contribuyamos eficazmente a la construcción de un mundo mejor. Amén.



¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?

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