En Defensa de la Fe


Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo C 2019

Te comparto la reflexión correspondiente a la Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo C 2019, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2019, corresponde al Domingo 2 de Junio.



Celebramos, dentro de la liturgia pascual, la fiesta de la Ascensión. Esta fiesta nos invita a reflexionar sobre la totalidad de la vida cristiana; sobre la gran meta a la cual nos encaminamos; sobre las promesas hechas por Jesús; sobre el problema de la utopía de la plenitud humana; sobre el testimonio que debemos dar en nuestro paso por este mundo. Jesús resucitado sigue actuando y enseñando en la comunidad después de su Ascensión, por medio de su Espíritu. Pero ¿Somos atentos y dóciles al Espíritu Santo? El libro del Apocalipsis insiste: Escuchen atentos lo que el Espíritu dice a las iglesias (a las comunidades cristianas).




El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.


Veamos las lecturas.



Hechos de los Apóstoles 1, 1-11

Lo vieron levantarse

 

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: "No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua; dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Ellos lo rodearon preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?" Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo". Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."

 

 

Algunos aspectos claves de esta lectura

 

  • La obra de Lucas llama la atención sobre este ‘acontecimiento teológico fundamental’: El evangelio de Lucas termina con un relato en el que Jesús es llevado al cielo (Lc 24,51) y el libro de los Hechos (la 2ª parte de la obra de Lucas) comienza con el relato de «Jesús yéndose al cielo» (Hech 1,6-11).

 

  • La orden que Jesús da a los apóstoles en Hech 1,4 exige estar unidos y estar atentos: no ausentarse de la ciudad y aguardar. No hay que confundir esta espera con simple pasividad. Es una espera atenta y un sentido de comunidad que hay que construir y mantener.  ¿Permanecemos unidos, en iglesia? ¿En qué consiste la esperanza cristiana?

 

  • La permanencia y espera en Jerusalén debe durar “hasta que sean bautizados en el Espíritu Santo” (Hech 1,5). Lucas se está aquí refiriendo claramente a Pentecostés. Notemos que Pentecostés está estrechamente ligado al Bautismo: el Bautismo es el Pentecostés fundamental en la vida de todo creyente cristiano.  ¿Somos conscientes de esta unidad entre Bautismo y Pentecostés, es decir, entre vida cristiana y vinculación con el Espíritu de Dios?

 

  • San Lucas escribió dos libros: Este (Los Hechos de los Apóstoles), que narra la vida de la Iglesia naciente y otro (anterior) que está centrado en la persona de Jesús (el Evangelio de Lucas). Se trata, entonces, de la obra de un cristiano del siglo I que, a través de sus escritos, quiere ofrecer a los cristianos una catequesis sólida que les permita avanzar y profundizar en su vida cristiana. ¿Entendemos que los escritos del Nuevo Testamento son catequesis también destinada a nosotros, para fortalecernos en la fe? ¿Recurrimos a ellos para buscar la orientación que necesitamos y la guía del Espíritu Santo? ¿Dedicamos tiempo a estudiarlos, a meditar con ellos?

 

  • La Ascensión de Jesús aparece como uno de los momentos claves del proceso pascual. Siguiendo el esquema teológico-cronológico de san Lucas, una vez que Jesús resucitado se ha aparecido repetidas veces y ha instruido a sus discípulos sobre la misión que deben continuar, llega la hora de entrar plenamente en la gloria de Dios, quien – como dice san Pablo – ‘le concede el nombre sobre todo nombre’ (Fil 2,5-9). Notemos que la misión está ligada al Reino de Dios: los discípulos de Jesús (en cualquier época y cultura) deben ser signos vivos del Reino de Dios, es decir, de su acción amorosa y transformadora. La ascensión marca el reconocimiento pleno de lo que Jesús hizo y enseñó, pero también es la forma de hablar de la realización plena de Jesús en Dios, plenitud a la que el creyente cristiano aspira. ¿Me siento continuador de la misión de Jesús? ¿He entendido adecuadamente en qué consiste el Reino de Dios? ¿Aspiro a la realización plena de mi humanidad, en Dios? 

  

  • Pero los discípulos no se quedan solos ni desamparados. Jesús sigue presente en ellos y en medio de ellos y, además, les deja su Espíritu. Percibimos que, en el esquema teológico de san Lucas, todo está articulado: pasión, muerte, Resurrección, experiencia pascual, Ascensión y Pentecostés (que es la solemnidad que se aproxima y con la que se cierra el tiempo litúrgico de Pascua). De la docilidad al Espíritu Santo dependerán muchas cosas:

 

o    La capacidad para percibir la presencia de Jesús resucitado, en la vida, en la propia cotidianidad.

 

o    La frescura de la memoria para recordar lo que Jesús hizo y enseñó. La praxis de Jesús y su enseñanza se transforman en criterio fundamental de acción para el creyente cristiano.

 

o    La posibilidad de permanecer existencialmente unidos a Jesús (como lo propone san Juan en su evangelio: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” [Juan 15, 5]).

 

o    Una adecuada comprensión de aquello que Dios ha revelado en la persona de Jesús (su Hijo). Recordemos que – según el evangelista Juan- Jesús les dice: “cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Juan 16, 13).  

 

  • Notemos que los discípulos aún necesitan pasar por un proceso de maduración, hasta llegar a la adecuada comprensión de las cosas. Algunos permanecen aferrados a expectativas reduccionistas y a proyectos demasiado terrenos: ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?”  Todavía estaban pensando en la restauración política del antiguo reinado de Israel.  A nosotros también nos sucede igual; nos enredamos en falsas comprensiones; nos perdemos en ideas reduccionistas. Por eso necesitamos orar y pedir al Espíritu su luz y su sabiduría.  

 

  • Jesús busca sacar a los discípulos de las comprensiones inadecuadas y, más bien, los orienta a lo fundamental: la misión: El Espíritu Santo, que les será dado, les dará la fuerza y la claridad para que sean testigos fieles suyos, testigos fieles del Reino de Dios… Para que se transformen en ‘evangelios vivientes’ y hagan llegar a todo el mundo la fuerza creadora del amor de Dios. Ahora entendemos por qué la narración del libro de Los Hechos de los Apóstoles está centrada en 4 experiencias fundamentales:

 

1.    La acción del Espíritu Santo,

 

2.    La predicación del Evangelio,  

 

3.    El testimonio de los discípulos,

 

4.    La construcción de comunidades vivas.

 

¿Cómo vivimos estas 4 experiencias, hoy?  

 

  • Como en muchos otros relatos bíblicos, vuelve a aparecer la nube, la cual simboliza el ámbito de Dios y/o la presencia de Dios. Recordemos que en el Bautismo de Jesucristo, Dios habló (desde la nube). Ahora, en este relato de la Ascensión, Jesús entra en la nube, entra en el ámbito de Dios, que permanece – por ahora – inalcanzable, insondable, impenetrable. La única manera de acceder a Él es siguiendo fielmente a Jesús (Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” [Juan 14,6]) y siendo dóciles a la acción del Espíritu (“Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, El dará testimonio de mí” [Juan 15, 26]). Ya no hay que seguir mirando para arriba, ahora es tiempo de concentrarse en la misión, confiados en la promesa hecha por Jesús: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones (…) y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28,19-20)

 



Efesios 1, 17-23

Lo sentó a su derecha en el cielo

 

Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

 

 

Algunos aspectos claves de esta lectura

 

Ø  En la Carta a los Efesios san Pablo hace énfasis en la glorificación de Jesús a la derecha del Padre. La Ascensión señala, entonces, dos aspectos del proceso vivido por Jesús: el reconocimiento de su obra por parte de Dios Padre y la consumación de su plenitud gloriosa (plenitud a la que el creyente cristiano también aspira). Y es a partir de la glorificación de Jesús que los seguidores de Jesús recibimos la fuerza del Espíritu Santo, para comprender adecuadamente lo que Dios ha realizado en Jesús, para conocer la voluntad de Dios y para dar testimonio del Evangelio en el mundo.

 

Ø San Pablo, en este trozo de la carta a los Efesios nos recuerda varias cosas importantes para nuestra fe:

 

  • Es Dios quien da el Espíritu Santo y nadie debe apropiarse de Él. Por el contrario, debe ser dócil a su acción.

 

  • El Espíritu Santo nos da sabiduría y nos da la capacidad para comprender lo que Dios ha revelado (lo que ha mostrado) en su querido Hijo.

 

  • El Espíritu Santo permite comprender en qué consiste la grandeza del poder de Dios: se trata del poder del amor, no de otro tipo de poder (como los poderes que encontramos en el mundo).

 

  • Dios ha puesto el mundo en las manos de Jesús y lo ha puesto también como cabeza de la Iglesia. Lo que se espera de la Iglesia (siguiendo la metáfora del cuerpo) es que obedezca a su cabeza (que es Jesús).  

 


Lucas 24, 46-53

Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto". Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

 

 

Algunos aspectos claves de esta lectura

 

  • El relato de la Ascensión de Jesús parece estar estrechamente inspirado (en su forma y sentido teológico) en el relato de la asunción de Elías (llevado por un carro de fuego al cielo). En ese relato, Eliseo recibió el espíritu de profecía de su maestro Elías. Nosotros recibimos el Espíritu de nuestro maestro Jesús. ¿Qué hacemos con este Espíritu? ¿Qué le permitimos hacer a este Espíritu? Lo que la liturgia nos quiere decir es que la comunidad de los discípulos (la Iglesia) queda constituida como comunidad profética que hereda el Espíritu de Jesús para continuar su misión. ¿Cómo participo, hoy, de la misión de Jesús?

 

  • La narración de la Ascensión es para San Lucas, la culminación del itinerario de Jesús y el tránsito entre el “tiempo de Jesús” y el “tiempo de la Iglesia”. Al recibir el Espíritu de Jesús, la Iglesia asume la misión de continuar el trabajo, inaugurado por Jesús, de manifestar el Reino de Dios.

 

Lucas quiere resaltar, al final de la experiencia pascual de los discípulos, dos elementos muy característicos de su teología:

 

1.    La alegría del seguidor de Jesús, y,

 

2.    La oración.

 

Para concluir, cinco claves para continuar la reflexión sobre la Ascensión de Jesús resucitado:

 

1.   Teológicamente hablando, el cielo no es un lugar físico al que vamos, sino una situación en la que seremos transformados si vivimos en el amor y en la gracia de Dios.

 

2.   El cielo de la fe es Dios mismo de quien las Escrituras dicen: "Habita en una luz inaccesible" (1 Tim 6,16).

 

3.   La subida de Cristo al cielo no es igual a la subida de nuestros cohetes. Una cosa es el ‘cielo físico’ y otra el ‘cielo teológico’.

 

4.   La subida de Cristo al cielo es fundamentalmente un pasar: un pasar del tiempo a la eternidad, de la inmanencia a la transcendencia, de la opacidad del mundo a la luz divina, de los seres humanos a Dios.

 

5.   El sentido de la Ascensión es el mismo que el de la Resurrección: recordemos que la Resurrección de Jesús no fue la revivificación de un cadáver. Jesús no volvió al modelo de vida humana que poseía antes de morir (entró en una dimensión de vida en la que la muerte ya no tiene poder sobre Él: ya no muere más). Fue entronizado en Dios y constituido Señor del mundo y juez universal, viviendo la vida divina en la plenitud de su humanidad.

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…

 

 

Salmo 47

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

 

Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.

 

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.

 

Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R.



 

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