En Defensa de la Fe


Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo B

Te comparto la reflexión correspondiente a la Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo B, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2015, corresponde al Domingo 17 de Mayo.




Hechos de los Apóstoles 1,1-11

Lo vieron levantarse

 

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: "No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Ellos lo rodearon preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?" Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo." Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."




Efesios 1,17-23

Lo sentó a su derecha en el cielo

 

Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo abarca todo en todos.




Marcos 16,15-20

Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios

 

Conclusión del santo Evangelio según San Marcos:

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos." Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

 

Te propongo las siguientes reflexiones acerca de las lecturas anteriores:

 

La celebración de la Ascensión nos indica que la fe del cristiano está habitada por la convicción de que a una vida vivida en el amor y en el servicio le espera el encuentro pleno con Dios.  

 

En la primera lectura:

 

No olvidemos que el libro de Hechos (compuesto hacia los años 80 del primer siglo de la era cristiana por Lucas) se dirige a comunidades cristianas que viven en un ambiente difícil y pasan por una etapa de crisis. Algunas comunidades cristianas han vivido la persecución y otras han caído en una especie de cristianismo rutinizado y carente de entusiasmo. El mundo continúa igual y la tan esperada transformación del mundo  gracias a la intervención de Dios (por lo menos como muchos se la imaginaban) no sucede. Esto parece hacer mella en los miembros de la iglesia.

 

La pregunta no se hace esperar: ¿Cuándo sucederá la intervención divina que hará a Israel recuperar, por lo menos, la antigua gloria que tuvo en tiempos de David y Salomón?  Notemos que la perspectiva es muy inmediata, terrena y política. La respuesta de Jesús quiere obligar a sus discípulos a examinar su perspectiva y a reconfigurar su manera de comprender la fe.

 

Lucas busca subrayar que Jesús, una vez que hubo realizado fielmente la misión encomendada por Dios, entró en la dimensión de Dios (el cielo).  Los discípulos pueden alimentar esta misma esperanza, pero antes deben comprometerse de lleno con la misión en el mundo: ¿Qué hacen ahí mirando al cielo? El evangelista Lucas, mediante el relato de la Ascensión, no sólo enfatiza la plenitud a la cual llegó Jesús luego de su Resurrección, sino que indica que el proyecto está aún abierto y que la responsabilidad de transformar el mundo debe ser asumida, en esta nueva etapa, por la Iglesia y para ello ella debe contar con el Espíritu Santo que le ha sido dado. En pocas palabras: la presencia del Reino de Dios no es una tarea que Jesús ya acabó, sino que Él inauguró y que pasa a manos de sus seguidores.  

 

En el texto se hace referencia a un tiempo de 40 días entre la Resurrección de Jesús y la Ascensión. El número 40 es de carácter teológico y no-cronológico: tiempo necesario para que se dé la acción de la gracia y una profunda transformación. En este caso se trata del tiempo necesario para que los apóstoles logren asimilar la experiencia de encuentro con el Resucitado y comprendan el nuevo  horizonte desde donde deberán realizar la misión.

 

En el texto, las palabras de Jesús enfocan la atención de los discípulos en dos realidades fundamentales: van a recibir el Espíritu Santo (vivir la experiencia del Espíritu) y – con la fuerza que este Espíritu da -  van a ser testigos suyos en todo el mundo, partiendo de Jerusalén hasta los confines de la tierra. El mensaje de Jesús y la salvación ligada a Él deben llegar a toda la humanidad.  Queda así clara la perspectiva universal de la salvación. Lo que, en definitiva, Lucas quiere mostrar es que la obra de la iglesia (su misión) está entroncada con la persona y la misión de Jesús y que lo que garantiza esta continuidad es la presencia y la acción del Espíritu. Sin docilidad a este Espíritu la iglesia se puede desviar.   

 

El tema de la Ascensión debe ser adecuadamente interpretado: no estamos hablando de una persona que emprende un viaje sideral. Es una forma teológica de expresar que la exaltación gloriosa de Jesús (a quien Dios Padre ha resucitado) alcanza dimensiones que trascienden las coordenadas terrenas (materiales y espacio-temporales). Recordemos que la nube (que aparece en muchos otros textos de la biblia) indica la presencia de Dios y/o el ámbito divino: la nube (como símbolo teológico) realiza un doble trabajo: hace presente y esconde lo divino. Indica que Dios está presente en este acontecimiento de exaltación y plenitud de Jesús, pero al mismo tiempo, nos esconde cómo es ese mundo de lo divino (lo que llamamos comúnmente “el cielo”).  Notemos que la nube hace como de “puerta”, por una parte nos anima a mirar hacia el cielo con esperanza de entrar en él, pero – por la otra – no nos deja ver esa nueva dimensión en la que está Jesús. Es una nueva dimensión que hay que esperar. Mientras esto sucede, hay que actuar responsablemente en la tierra.   

 

La segunda lectura:

 

La Carta a los Efesios quizá fue una carta enviada a algunas iglesias de Asia Menor cuando San Pablo estaba preso (seguramente en Roma, en el año 58). Ante la imposibilidad de acudir personalmente a estas comunidades Pablo escribe la carta y la envía por medio de uno de los miembros de su equipo misionero, Tíquico.

 

El autor de la carta insiste en la esperanza a la cual ha sido llamado el cristiano: el cristiano vive en la esperanza y es portador y generador de esperanza. Esto suena bello, pero otra cosa es pasar a la práctica y serlo efectivamente en la vida cotidiana. Esto es parte de la misión.  Pablo anima a los cristianos diciendo que la prueba de que Dios tiene poder para realizar esta esperanza es lo que Él hizo con su Hijo Jesús: lo resucitó, lo acogió en su plenitud, lo sentó a su derecha  (que es un lenguaje metafórico que habla de reconocimiento: ¿Quién se sienta a la derecha el Rey? Tiene que ser alguien muy importante).

 

Pero hay que tener en cuenta que la esperanza  de una vida plena que mueve al cristiano no es un mero asunto individualista, sino una experiencia comunitaria, social, un dinamismo que debe abarcar a toda la humanidad.  Por eso Pablo insistirá en la idea de la unión de la iglesia (Cuerpo) con Cristo (Cabeza). El cristiano pertenece al cuerpo y su salvación está ligada a la salvación del cuerpo entero. Esta idea de la iglesia como Cuerpo es clave porque enfatiza las relaciones que se deben dar entre los miembros de la Iglesia y de estos con Jesús. Afirmar que Cristo es la cabeza de la Iglesia significa que los dos forman una unidad indisoluble y que entre los dos  hay una comunión total de destino y de obra y que Cristo (en cuanto  cabeza) es quien debe marcar la dirección de la iglesia (en cuanto cuerpo). La Iglesia no debe ir en dirección contraria a la de Cristo ni apartarse de Él. Precisamente esta necesaria unidad entre el Cuerpo y la Cabeza nos ayuda a entender la urgencia de una vida espiritual seria y profunda.

 

En el Evangelio:

 

El evangelista nos señala que hay dos tentaciones a vencer: la desilusión y la tendencia a acomodarnosPara evitar las dos el mejor antídoto es la misión. La vida no puede reducirse a buscar el propio bienestar. Hay tanta gente necesitada de ayuda, de compañía y de amor.  Jesús asegura a sus discípulos que Él estará presente, acompañando estos esfuerzos.

 

El punto clave de este texto es el papel de los discípulos de Jesús en el mundo, luego de la partida de Jesús. En el texto Jesús define la misión de los discípulos, luego parte al encuentro de Dios Padre y los discípulos salen al encuentro del mundo, para – en él- realizar la misión que Jesús les confió.  Notemos que vuelve a enfatizarse el tema de la universalidad de la misión que va ligada a la universalidad de la salvación.

 

El evangelista quiere subrayar a través de este texto que el anunció del Evangelio reclama una respuesta de los oyentes, que no se deben quedar indiferentes  ante Jesús (o lo acogen o lo rechazan). Esta opción decide la realización o la frustración de la salvación en Él. Es interesante que – en la perspectiva del evangelista –  el Evangelio de Jesús y la Salvación no sólo pueden y deben llegar a todos los hombres, sino también a todas las criaturas: las relaciones del ser humano con la creación podrán cambiar, ya no serán más de explotación, sino de respeto  y de comunión.  Aún estamos en deuda con esta dimensión cósmica de la fe.

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…




Salmo  47

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas

 

Pueblos todos batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra. R.

 

Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas; / tocad para Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad. R.

 

Porque Dios es el rey del mundo; / tocad con maestría. / Dios reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado. R.




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